Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

Creado:

Actualizado:

LA PRIMERA cadena pública del país dedicó su prime time' del viernes a describirnos una exploración por el mundo de los prostíbulos. TVE-1 aún no ha dedicado un informativo de suficiente peso a la crisis económica mundial (ni nacional), y menos aún en horario razonable, pero considera prioritario informar sobre lupanares. Es una forma un tanto metafórica de interpretar el concepto de «cadena pública». La hazaña la protagonizó el programa Comando actualidad. Dos días antes, Telecinco se había sumergido en el mismo charco con un programa de Mercedes Milá. Va siendo ya una constante de nuestra pantalla. En el fondo de todos estos ejercicios no deja de haber una cierta hipocresía o, para ser más precisos, tres o cuatro hipocresías retorcidas unas sobre otras. Veamos. El discurso oficial nos dice que debemos emancipar la sexualidad y darle al cuerpo todo el gustillo que podamos, pero, al mismo tiempo, la tele nos muestra como esclavas a las señoras que se dedican precisamente a vender ese servicio. Otrosí, la tele nos satura hasta el desbordamiento con contenidos de tipo sexual (creo que es en La Sexta donde he visto una promoción de juguetes eróticos; a lo mejor era un error técnico), pero, a la vez, esa misma tele pone el grito en el cielo cada vez que hay un caso de presunto acoso. Los promotores de estos espectáculos podrían decir que la clave está en la libertad de las personas, pero no, porque la tele, que suele acercarse al asunto de la prostitución con aires de denuncia, no por ello deja de explotar a su vez el asunto con la evidente intención de obtener rentabilidad en share ( explotación de la explotación: bonita paradoja). En la misma línea, la tele nos muestra semana sí, semana no, escandalizados reportajes sobre la prostitución de lujo, pero simultáneamente fabrica culebrones que describen ese mundillo con aires casi épicos, como Sin tetas no hay paraíso o 700 euros. ¿ En qué quedamos? Uno terminaba de ver el Diario de, de la otra noche, o el Comando actualidad del viernes en TVE-1, y no sabía qué pensar: el sexo es bueno y las prostitutas son buenas, pero la prostitución es mala y los clientes del viejo negocio son unos degenerados. ¿Y entonces, qué hacemos? ¿Convertimos a las prostitutas en funcionarias, preferentemente autonómicas, para apartarlas de las sucias garras de la esclavitud -que son, efectivamente, sucias-, y encargamos a la tele gestionar el derecho de admisión? Y una nota erudita: la Historia enseña que la atmósfera del lupanar no se extiende al resto de la sociedad sino en épocas de inminente colapso de civilización. Atentos a la pantalla.

tracking