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El santuario, que está siendo rehabilitado, podría esconder otros «secretos», como un edificación más antigua

Descubren en Pandorado unas pinturas murales del XVII ocultas tras el retablo

La Junta envía mañana técnicos para valorar los frescos y decidir cómo se conservan

León

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Las pinturas murales que originariamente decoraban el santuario de Nuestra Señora de Pandorado han permanecido ocultas durante siglos. Estaban escondidas tras el gran retablo barroco que ocupa toda la cabecera de la iglesia y que ha sido desmontado para su rehabilitación. Las pinturas del siglo XVII -época de construcción del santuario-, están relativamente bien conservadas en algunas zonas, donde se aprecia claramente a la Virgen, San José y el niño Jesús y la adoración de los pastores. También hay imágenes de santos y ángeles prácticamente irreconocibles debido a las «amputaciones» que han sufrido por el paso del tiempo. Humedades, desconchones y pérdida de pigmentos han borrado muchas estampas bíblicas. El delegado territorial de la Junta, Eduardo Fernández, que se enteró por este periódico del descubrimiento de las pinturas murales, enviará mañana un equipo de técnicos para que valoren la importancia de los frescos y decidan cómo conservarlos. Fernández explicó que existe un protocolo que se pone siempre en marcha cuando surgen estos hallazgos y que garantiza la restauración de las pinturas de forma inmediata, excepto en aquellos casos en los que es preciso aplazar la intervención y realizar un proyecto específico por la magnitud de los murales o el elevado coste de la rehabilitación. Los especialistas tendrán que evaluar si merece la pena dejar a la vista las pinturas del santuario de Pandorado o si están condenadas a «perecer» tras el retablo. No se descarta que bajo el encalado que recubre las paredes surjan más restos de murales. El templo, cuyas obras de rehabilitación concluirán en marzo, podría guardar otros secretos, a la luz de las pistas que han ido apareciendo y que apuntan a que el actual santuario pudo haberse erigido sobre uno anterior. De hecho, hay evidencias de que las puertas de la iglesia se han reaprovechado de otro edificio y a los arcos les falta la clave -la piedra que cierra el arco-. En algunas de las piedras se aprecia una cruz de malta, un símbolo que fue utilizado por los templarios. Los trabajos de restauración, que financia la Junta con una inversión de 223.000 euros, permitirán reparar la cubierta, las fachadas y drenar el perímetro, para librar de humedades el edificio. También se va a cambiar el pavimento, sustituyendo la vieja tarima por losa de San Vicente, y se rebajará la cota del suelo en casi un metro, hasta el nivel original.

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