Diario de León

| Reportaje | Injuriado y calumniado |

Un obispo leonés contra Franco

Un nuevo y exhaustivo libro se ocupa de la figura del omañés Fidel García, que se atrevió a condenar el nazismo durante la Guerra Civil y a poner en duda la Ley de Sucesión

El entierro de Fidel García estuvo oficiado por ocho obispos

El entierro de Fidel García estuvo oficiado por ocho obispos

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E. Gancedo - león
León

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Defendió algo tan razonable como la libertad del individuo y la separación entre Iglesia y Estado. Pero lo hizo en plena posguerra, en los años más fríos y silenciosos de la historia contemporánea de este país, y por eso cayeron sobre él las más burdas y canallescas maniobras de un régimen que creía tener a los obispos en un puño. Se llamaba Fidel García Martínez, era omañés y había nacido en Soto y Amío en 1880. Obispo de Calahorra-La Calzada-Logroño durante 32 años, fue uno de los teólogos más reconocidos, apreciados e inteligentes de cuantos en ese momento ejercieron su labor en España. Escribió varios libros e innumerables artículos en los que siempre conjugaba la claridad con el rigor, y su rectitud y apego al trabajo duro eran legendarias entre los jesuitas. Un detalle: estudió en Comillas y allí permaneció 14 años sin regresar a casa ni un sólo día, ni siquiera para conocer a sus hermanos, nacidos después de ingresar él en el Seminario. Por eso, los que le conocían bien quedaron atónitos al escuchar toda una sarta de rumores y falacias, a cual más zafia, que «alguien» se estaba dedicando a propalar por todo el país cuando don Fidel ya llevaba más de dos décadas en su sede riojana siendo respetado por todo el mundo e incluso habiendo sido propuesto para ocupar la sede primada de Toledo y otros cargos del más alto rango, a los que siempre se negó por amor y lealtad a su diócesis. ¿La causa? Haber dado a conocer en 1942, en su boletín diocesano, la famosa encíclica Mit Brennender Sorge ( Con ardiente preocupación ), de 1937, en la que Pío XI condenaba severamente el nacionalsocialismo, una difusión prohibida expresamente por el caudillo, por entonces en firme alianza con la Alemania hitleriana. Fidel García, además de ser el único que desobedeció esa orden, publicó una Instrucción pastoral sobre algunos errores modernos , en la que alertaba del gravísimo peligro que para la libertad e integridad humanas constituían el nazismo y el comunismo. Ahí fue cuando comenzó el largo calvario de Fidel García Martínez. Una brutal campaña de difamaciones que alcanzó su cénit en los primeros años cincuenta aseguraba por todos los rincones que al prelado se le había sorprendido en un burdel de Barcelona y que solía recorrer la noche parisina en compañía de mujeres de vida disoluta. La trama para hundirlo alcanzó tintes dignos de novela policiaca. El magistrado emérito del Tribunal Superior de Madrid Antonio Arizmendi, hijo del abogado de la diócesis calagurritana cuando don Fidel decició dimitir, ha publicado ahora, junto al historiador Patricio de Blas, el libro Conspiración contra el obispo de Calahorra. Denuncia y crónica de una canallada (editorial Edaf), en el que muestra con profusión de detalles y documentos, los mimbres de esa trama. Una conspiración que incluyó hasta «dobles» del obispo visitando lupanares para urdir el pertinente informe reservado. Diez años después, según este libro, Franco, quizá arrepentido, se hizo entregar otro informe del Servicio de Información Militar en el que se reconocía el montaje. Arizmendi y De Blas aseguran que en 1962 Franco ofreció al obispo leonés una «reparación» por el montaje pero que el propio cardenal Tarancón se negó a seguir removiendo el escándalo. Retirado en Deusto y rodeado de un fama nunca del todo esclarecida (Paul Preston da pábulo al montaje), Fidel García murió en 1973 a los 93 años. Jamás rehabilitado del todo por los obispos españoles, quedan sus valientes y brillantes escritos, y un Seminario de Logroño tan monumental y práctico que ha venido siendo ejemplo para el resto de seminarios en España e Iberoamérica. Varios omañeses piden ahora una calle con su nombre en su pueblo natal. Diario de León le ha dedicado numerosos artículos firmados, entre otros, por Javier Rúa, Marta Prieto, Alfredo Álvarez o Luis Martínez.

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