Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO

Hologramas

Publicado por
ROSA BELMONTE
León

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EN TIEMPOS de crisis, ciencia ficción. Aunque sea de la de toda la vida. Por un lado, J. J. Abrams (el geniecillo detrás de Felicity , Alias, Perdidos o Fringe ) estrena en mayo su película de Star Trek . Por otro, también vuelve Planeta prohibido . Para la nueva versión de la película de 1956, que llevaba La tempestad de William Shakespeare (y a Walter Pidgeon) al espacio exterior, se ha recurrido a J. Michael Straczyinski, el creador de Babylon 5 , probablemente la más importante serie espacial y de ciencia-ficción de la historia de la televisión (a Babylon 5 se le ha llamado la Star Trek de los 90, pero es mucho más que eso). Es decir, que se ha recurrido para revitalizar el cine a dos de los más grandes talentos de ayer y hoy de la pequeña pantalla. Independientemente de la brillantez de ambos, da la impresión de que se pretendiera arrastrar con el cebo de su participación a todos esos jóvenes que ya no van al cine pero sí ven la televisión. Bueno, jóvenes y menos jóvenes, porque muchos de los trekkies que están esperando (algunos con uñas) la película de J.J. Abrams son veteranos del Vietnam. También está el caso contrario, el que lleva a la televisión actual algo del cine de ciencia ficción. Y a la televisión en directo, nada menos. La madrugada del miércoles, viendo en la CNN la cobertura de las elecciones en EE.UU., de pronto nos encontramos con un holograma. El presentador Wolf Blitzer, desde el estudio, hablaba con el holograma de Jessica Yellin, la enviada especial a Chicago. A cuatro o cinco metros de Blitzer, sobre un redondel rojo, estaba Yellin (bueno, su imagen). Eran como Luke Skywalker y el holograma de la princesa Leia en La guerra de las galaxias , pero sin la túnica ni las ensaimadas en las orejas (aunque Blitzer se parece más a Obi Wan Kenobi que a Luke). Además de lo rarito que resultaba, de que Blizter en realidad no estaba viendo a Yellin y del dineral que ha costado (para grabar a Yellin/Leia en Chicago se necesitan, por lo pronto, 40 cámaras), está lo absurdo del invento. O sea, si tienes una enviada especial en Chicago o en el Pozo del Tío Raimundo es para ofrecer a los telespectadores la imagen de qué está pasando allí. Si no, da igual que la conexión sea por teléfono con un mapa y una foto antigua del reportero. Es idiota, pero mola. Como la ciencia ficción.

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