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Las investigaciones secretas

John Williams tomó esta imagen en 1968 en Marialba y es una de las únicas pruebas de la excavación del alemán Theodor Hauschild

Imagen de Marialba tomada en las excavaciones de 1968

Publicado por
Cristina Fanjul - león
León

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Corría el año 1968 y León se convertía en el centro de operaciones del Instituto Arqueológico Alemán. Los investigadores Theodor Hauschild y Helmut Schlunk excavaban en Marialba, en uno de los enclaves arqueológicos más misteriosos de Europa. Mientras, el norteamericano John Williams hacía lo propio con su equipo en San Isidoro de León. De vez en cuando, el equipo comandado por el profesor emérito de la Universidad de Pittsburgh se trasladaba hasta Villaturiel para conocer la marcha de los hallazgos del profesor germano. Nada o casi nada se sabe de los descubrimientos de Hauschild. Su cuaderno de campo nunca fue publicado. La imagen que ilustra esta crónica fue tomada por John Williams durante esa campaña y es una de las escasas pruebas publicadas hasta hoy de las catas realizadas en esos años. Como destaca Jaime Federico Rollán Ortiz en su artículo Marialba y Veranes (correspondencia entre dos basílicas paleocristianas) , el templo se pierde en unos orígenes aureolados de misterio. Trece mártires El monográfico de Antonio Viñayo Las tumbas del ábside del templo paleocristiano de Marialba relaciona el templo con el martirologio leonés y defiende que las ruinas de la basílica se orientan hacia un antiguo martyrium de época romana surgido para honrar a trece mártires. También defiende que este lugar se utilizaba como estancia de enterramiento celta con cultos paganos. Una de las características que hacen única a Marialba es el hecho de que el ábside queda orientado hacia el sur. Ofrece una gran sala rectangular, de 23,44 metros de largo por 13,60 de ancho, así como un ábside ultrasemicircular en cabecera con diámetro de 9,55 metros. El grosor de los muros es de casi un metro para las del cuerpo central y de 1,28 para los del ábside. Todo su aparejo es de mampostería, característico de la época romana tardía, con algunos sillares, y arremetidos en el ábside, tres hiladas de ladrillo. Lleva el exterior revocado por juntas resaltadas -característica también de la muralla de la Legio VII- y enlucido en el interior. A los pies, en el norte, tiene la puerta principal. Todo este conjunto forma parte de una primera etapa constructiva, que Theodor Hauschild data del siglo IV. En una segunda fase (de principios del sigloV), se construyó todo el muro norte, un nártex o vestíbulo rematado por absidiolos de herradura. En el interior de la sala se colocaron pilastras y hornacinas. Una escalinata de cuatro peldaños permitiría el acceso al ábside que estaría más elevado. En él se hicieron tres hornacinas contiguas que acogieron trece sepulturas dispuestas en triple fila. Otras sepulturas se esparcieron por el interior de la sala hasta un número de 60. En una tercera fase, a finales del VI o inicios del VII, se levantó, junto al costado suroeste del templo, un pequeño baptisterio, con pila bautismal ovalada, al que se accede por una escalera. En cuanto a su alzado, se cree que se trató de una edificación basilical, con bóvedas de cañón y tendido de arcos. Theodor Hauschild defendía incluso la existencia de una cúpula. Por todo lo dicho, se puede concretar que Marialba se levantó entre finales del siglo IV y principios del V y es anterior a la basílica de San Juan de Baños, erigida por Recesvinto en 661. Marialba se edificó cuando el cristianismo había cobrado ya cierto desarrollo, tanto en León como en Asturias. Hay que subrayar en este punto la comunidad cristiana que tuvieron Astorga y León desde mediados del siglo III y que conocemos por una carta de San Cipriano -obispo de Cartago-, con una sede episcopal que gozó del carácter de Apostólica.