La tirada es de 2.000 ejemplares y 700 se distribuyen por las cárceles
El Musac presenta «Hipatia», una ventana para las presas de León
La revista, coordinada por Belén Solá, tiene el objetivo de sacar del olvido a estas mujeres
«Una salida de cuatro horas a un museo te remueve todo por dentro», confiesa Aurora Martos, en alusión a lo que sintió la primera vez que abandonó la cárcel de Mansilla de las Mulas, tras siete años en cautividad, aunque fuera por unas pocas horas. Lo hizo para visitar el Museo de Arte Contemporáneo de León, sin esposas, de puerta a puerta, sin pisar ni siquiera la calle, pero el cúmulo de sensaciones que tuvo le «supuso un revulsivo muy grande». Y así lo describe en un artículo que escribe en Hipatia , una revista que coordina el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León y en la que escriben las presas del único módulo de mujeres que existe en esta cárcel, según ha explicado Belén Sola, la responsable de Educación del Musac. «El pintor empieza el cuadro con una línea sobre el lienzo, el músico empieza la melodía con una sola frase y a veces creo que el escritor empieza su libro o su historia con un sentimiento fuerte», como fue en el caso de Martos, describe ella misma. Paso a paso Una salida de estas características le «aclaró mucho la mente», explica esta mujer en su artículo, donde afirma que «estuvimos en la basura, los que nos drogábamos, pero con un poco de atención personalizada y un trabajo vamos subiendo pasito a pasito». Cometió un delito, ahora lo está pagando y luego le espera la calle, manifiesta esta mujer, que recuerda que cuando recorrió el museo se sintió como si hubiera estado allí toda la vida y que incluso había una sala de la que la no se quería ir. En el Centro Penitenciario de Mansilla de las Mulas existen 1.700 presos, de los que apenas 130 son mujeres y todas ellas están en un mismo módulo, manifiesta Belén Solá. Y «si es difícil ser mujer en libertad lo es doblemente cuando cumples condena», afirma Sola, que explica que esta revista pretende servir de espacio para la palabra de estas mujeres, que no la tienen. En la revista se encuentran artículos como el de Galga , una gitana que, sin saber leer ni escribir, valiéndose de la ayuda de sus propias compañeras, describe cómo el flamenco forma parte de la cultura gitana y como les marca desde pequeños. En la cárcel hay mujeres que cogen un libro por primera vez, allí es donde tienen su primera toma de contacto con la lectura. Así lo describe Liz Banezza, una mujer de Paraguay, que lleva dos meses en prisión y que por su forma de vida, según confiesa, nunca había leído un libro. Ahora que lo ha hecho, explica que te «ayuda a pasar las horas de forma agradable y se convierte en tu mejor compañía». Hipatia , que debe su nombre a la diosa griega de la cultura, tiene como objetivo primordial rescatar a estas mujeres del «olvido», explica Solá. Y es que «aunque hayan cometido un delito, están pagando por él, y a veces la sociedad las condena doblemente», afirma. De momento, ha salido el número cero de la revista, que arranca con vocación de ser bimensual, y el primero saldrá en diciembre. La tirada es de 2.000 ejemplares, 700 de los cuales se distribuyen por los centros penitenciarios del país, así como en el Museo de Arte Contemporáneo leonés.