Diario de León
Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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LA NOTICIA cabe en una línea: Caiga quien caiga fue este lunes lo menos visto del prime time en las cadenas nacionales. Incluso las películas de Cuatro y de La 2, que no suelen firmar grandes cifras de audiencia, tuvieron más espectadores que el otrora agudo espacio de «humor informativo» que ahora emite La Sexta. CQC estrenaba día de emisión. Con el cambio, la cadena pretendía resucitar el programa. El resultado ha sido calamitoso. Y es que el problema no es el día, sino el propio programa, que ya tiene poco que ver con lo que fue hace años. Uno de los rasgos esenciales del CQC fundacional era la inteligencia. Eso, y no otra cosa, era lo que lo hacía soportable. Uno podía discrepar de su sectarismo político o de su ocasional tendencia a la chocarrería, pero, a fin de cuentas, en los guiones del programa había una inteligencia activa, un juego continuo de ingenio y, además, una cierta distancia (irónica) hacia las cosas que nos contaba, y el valor del espectáculo residía precisamente en esas cualidades. Hay quien dice que tales virtudes dependían de Wyoming. Personalmente no lo creo, porque luego hemos visto a Wyoming hacer un par de cosas en solitario y ninguna de ellas ha tenido ni aquella frescura ni aquella distancia irónica que caracterizaban al viejo CQC . Conociendo al paisanaje, me parece que la nuez de aquel éxito estuvo en la combinación de Tonino, Juanjo de la Iglesia y el propio Wyoming, todo ello en un contexto general más amable que el de ahora. Sea como fuere, el hecho es que aquel CQC se eclipsó, como todos sabemos. El testigo lo recogió Manel Fuentes, que aguantó a buena parte de su público, pero con el que empezó a flaquear ostensiblemente el programa en materia gris. Después, el paso a La Sexta ha terminado de darle la puntilla porque CQC ha perdido todas sus virtudes. Habrá quien piense que esta acelerada decadencia de Caiga quien caiga obedece a su cada vez más manifiesta orientación política, que le lleva a ser hipercrítico con la oposición y sumiso con el poder. Es un argumento interesante, pero creo que poco probable. Viendo el programa, lo que uno percibe es más bien que CQC , sencillamente, ha dejado tener interés. El reportaje «estrella» de esta semana, con el reportero de turno en Chicago para seguir la ola de Obama, fue el mejor ejemplo posible: un paseo de turista, cuatro o cinco personajes de relieve muy menor, un señor que va contando chistes por ahí y¿ y nada más. Todo el acento del relato visual venía a ponerse en las gracias del reportero; gracias, por otro lado, que pueden mover a risa la primera vez, pero que no tardan en fatigar al que lo está viendo. CQC fatiga. Eso es todo.

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