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Publicado por
ROSA BELMONTE
León

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DURANTE la campaña electoral americana nos machacaron hasta aburrirnos con la posibilidad el efecto Bradley (que la gente no va a votar al candidato negro pero no lo dice en las encuestas, como pasó en su día con el alcalde de Los Ángeles). Algún outsider más amante de la cultura popular también se sacó de la manga el efecto Urkel, por el estrafalario personaje de la serie Cosas de casa. Sería igualmente negativo y vendría a sugerir que, al final, el ciudadano que pensaba votar a Obama iba a darse cuenta de que éste era muy listo pero muy repelente. Tras la victoria del senador por Illinois, se habla de otros efectos. También proporcionados por la televisión (como el Urkel). El más evidente es el efecto 24, por la serie de Kiefer Sutherland. O sea, que lo de haber visto en la tele a dos presidentes negros (David y Wayne Palmer) tan brillantes, tan capaces y tan comandantes en jefe ha tranquilizado a los votantes (lo que no debería tranquilizarles, digo yo, es que a uno lo maten y con el otro lo intenten). Pero el que más artículos ha provocado ha sido el presunto efecto Huxtable, apellido de la familia televisiva de Bill Cosby. Es decir, que la existencia de los Huxtable como una atractiva familia formada por un ginecólogo, una abogada y sus cinco hijos ha hecho posibles a los Obama (hasta Karl Rowe recogió como válida la teoría en Fox News la noche de las elecciones, aunque él no los veía como una familia negra sino como una familia americana). La expresión efecto Huxtable la acuñó la escritora y bloguera Alisa Valdés-Rodríguez, que anda indignada con la tergiversación, la manipulación y el recorrido de lo que ella escribió. Claro que no se trata sólo de los Huxtable de Brooklyn como introductores de los Obama de Washington. Se trata, como la propia Valdés-Rodríguez razona, de que la cultura popular y la del entretenimiento tienden a ser las herramientas más efectivas a la hora de cambiar las percepciones de la gente, televisión incluida. Bill Cosby fue sólo parte de un movimiento cultural de masas que se inició en los 80, pero que también cuenta con Oprah Winfrey, Whitney Huston, el hip-hop, el rap, Denzel Washinton o Will Smith. Y por eso, y por su propia valía, es por lo que Obama habría ganado. Aunque tampoco hay que descartar el efecto Bush. Nada televisivo pero muy eficaz.