| Reportaje | Las piezas más estrambóticas |
Museos raros, muy raros, rarísimos...
Colecciones únicas de orinales, penes, botijos o ataúdes han dado lugar a museos increíbles
acas de animales, inodoros, basura, bichos horripilantes, ataúdes o penes. Todo es coleccionable, como el marqués de La escopeta nacional, que atesoraba pelos de pubis... Algunos extraños muestrarios han dado origen a otros no menos sorprendentes museos. Decenas de páginas en Internet compiten por averiguar cuáles son los museos más estrambóticos e impactantes del mundo. Los promotores han tardado años y han invertido auténticas fortunas en conseguir piezas únicas. El Museo del Inodoro de Nueva Delhi, por citar un ejemplo, tiene un váter de 4.000 años de antigüedad. En Ciudad Rodrigo (Salamanca) está el mayor coleccionista de orinales, que ha reunido 1.500 bacinillas. En España pueden parecer «corrientes», pero para otras culturas resulta exótico dedicar un museo al vino, al chocolate o al botijo; y no digamos el museo del burro (Córdoba) o el museo del Carro (Cuenca). El museo del sexo de Amsterdam es un verdadero templo, que reúne gran cantidad de obras de arte y literarias. Desde el punto de vista científico, la Universidad de Edimburgo posee la mayor colección de garrapatas, algunas de ellas «auténticas rarezas». Los necrófilos tienen una amplia oferta, que pasa por el Museo de Cultura Funeraria de Kassel (Alemania), con una originalísima gama de sarcófagos, o el Museo Nacional de Historia de los Funerales, en Houston. En el capítulo de basuras, hay un célebre museo brasileño y otro en Boston, cuyas piezas han sido capturadas en los cubos de muchos famosos. La lista es interminable. Un museo holandés acoge una colección de cacas de animales que pueden olerse pero no tocarse. También hay museos dedicados a los extraterrestes y más original aún es el Museo de Criaturas Monstruosas, en Japón, con seres imaginarios que ponen los pelos de punta...