Esther Ferrer, la primera performer española, premio Nacional de Artes Plásticas
La que está considerada como la primera artista performer española, la donostiarra Esther Ferrer (1937), ganó ayer el Premio Nacional de Artes Plásticas concedido por el ministerio de Cultura y dotado con 30.000 euros, por la relevancia de su trayectoria, su influencia pedagógica y su peso internacional. Su fidelidad al campo de la performance «ha tenido especial incidencia en generaciones más jóvenes a partir de su actividad pedagógica», subraya el acta del jurado, que ha valorado también la «continuada presencia» de la artista en el contexto internacional. «No se si seré capaz de hacer honor al premio porque es mucha responsabilidad», dijo Ferrer desde París, donde estudió arte y reside desde comienzos de los 70. «Lo mismo el jurado ha visto que lo merecía. No se», especuló la artista, que no se siente «ni española ni francesa», porque ella es «verdaderamente anarquista: ni dios ni patria». «Las banderas no van conmigo», subraya. Ferrer ha tenido como actividad fundamental las performances o el arte de la acción, que define como «un híbrido en las artes plásticas», aunque también es autora de varias exposiciones.