La melancolía creativa de Álvaro Reja se instala en la sala Bernesga

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Una de las facetas más difíciles de conseguir en la obra de un artista es la plasmación de la personalidad, el lograr que en cada cuadro, en cada dibujo que realiza, quede patente su autoría. El pintor palentino Álvaro Reja lo ha logrado: sus personajes e incluso sus paisajes son inconfundibles, tanto por sus formas como por la peculiar poesía que de ellos destila.

Reja realizó otra exposición en la sala Bernesga hace ya algún tiempo, y desde entonces su mirada se fija más en el paisaje. «Yo pinto sin buscar diferencias, cada cuadro es un momento y la vida sigue. Siempre trabajo con el mismo espíritu, cariño y amor. Quizá este año he dado más importancia al paisaje, incluso al bodegón. Aunque he tratado de tratar estos temas siempre dentro de mi estilo, llevándolos a un mundo onírico para que en esos paisajes puedan vivir mis personajes».

En Álvaro Reja los sueños se convierten en poesía, los escenarios que retratan sus lienzos están llenos de magia y de quietud, tienen siempre una luz especial que les dota de una sensación de irrealidad y de ensueño donde viven sus duendes particulares. «Son seres que hablan de mí-¦ pero para eso están los psicólogos. Yo los pinto como los siento-¦ y para que descansen mis ojos. Luego gustarán o no gustarán, pero yo tengo que creer en ellos y debo quedar satisfecho de su presencia en mis cuadros».

Sus niños, sus hombrecillos, incluso cuando pinta a Noé o a Don Quijote, son seres melancólicos de geografía imposible en los que siempre hay un deje de melancolía; de ellos emana ese silencio cómplice que suele apreciarse en las obras de los grandes pintores. «Yo veo las cosas tal y como las pinto. Dicen: -˜Tus personajes son curiosos-¦ o raros-™. Pero es simplemente que están idealizados. Aunque al final ya confundo la realidad con esa otra realidad más o menos imaginaria que aparece en mis lienzos. No sé si hay una frontera clara entre lo real y lo onírico-¦ creo que todo está un poco mezclado», asegura el artista castellano.

Más cercana al sueño que a la realidad cotidiana, la pintura de este singular creador es la deliciosa plasmación de un mundo único e intransferible, de un universo melancólico y poético en el que vive un palentino: Álvaro Reja.

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