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El laureado escritor británico, que padecía un cáncer de hígado, falleció en Nochebuena

Muere a los 78 años el dramaturgo Harold Pinter, Nobel de Literatura

Uno de los autores más perturbadores de las últimas décadas, fue azote de Blair y Bush

Imagen tomada en el 2004 del dramaturgo británico Harold Pinter

Publicado por
Rafael Herrero
León

Creado:

Actualizado:

madrid

El dramaturgo británico Harold Pinter, laureado con el Premio Nobel 2005 de Literatura, falleció el día de Nochebuena, a los 78 años, a consecuencia de un cáncer de hígado que padecía desde hace años, según anunció ayer su segunda esposa, Antonia Fraser. Considerado uno de los autores más «originales y perturbadores» de las últimas décadas, Pinter, un luchador nato e inconformista, se caracterizó durante su trayectoria por sus convencidos posicionamientos políticos, que le llevaron a convertirse en un auténtico azote del entonces primer ministro británico, Tony Blair, y del presidente estadounidense George Bush por la invasión de Irak, unas críticas demoledoras que no dudó en reiterar durante el mensaje de aceptación del Nobel, al que no pudo acudir personalmente por su enfermedad. Entre sus obras más reconocidas destacan

y

en las que a menudo recurría a la jerga de su barrio, Hackney, ubicado en el este de Londres, donde nació el 10 de octubre de 1930. La Academia Sueca se decantó en 2005 por este escritor de reconocido prestigio, a quien la crítica estimaba como uno de los creadores más innovadores y significativos del planeta de la literatura británica. Además de autor teatral, Pinter fue actor, guionista y poeta. Suyo es, por ejemplo, el texto de la película

un inquietante filme de Joseph Losey que se convirtió en icono para las generaciones de los sesenta que frecuentaban las salas de arte y ensayo. La Academia Sueca distinguió a Pinter por «unas obras en las que descubre el precipicio en los balbuceos cotidianos y las fuerzas que entran en la opresión de los espacios cerrados».

Una de las decisiones más sorpresivas de la biografía de Pinter ocurrió en los inicios de 2005, antes de recibir el Nobel, cuando decidió dejar el teatro. «He escrito 29 piezas y creo que son suficientes», arguyó. Aseguró entonces que se centraría en la poesía y en realizar incursiones en la interpretación y la escritura de guiones, sin dejar de lado su ferviente activismo político, una de sus más características pasiones.

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