Antonio Vega interpretará hoy sus grandes éxitos en Valencia de Don Juan

león

Antonio quiere tocar. Vaya noticia. Pero, ahora, más. Y aprender. Ya lo cantó: «Estudio de aprendiz con libros que en la escuela nunca vi». Y, ahora, que no para de dar conciertos, ha vuelto a una de sus aficiones: la labor de formación autodidacta, el minucioso estudio, con partituras de jazz y lo que se ponga por delante, sentado al borde de sí mismo, luchando con los fantasmas de la prima y el bordón. Y se ha comprado un tocadiscos. Sus canciones son geometría de la vida que soportan el paso del tiempo. Y hoy llegan a Valencia de don Juan, momento único en el que Antonio Vega se sube al escenario junto al maestro Basilio Martí.

Contengan la ansiedad, porque irán cayendo uno a uno todos su hits. Prometido por Vega. Sí, cómo no, también Chica de ayer, auténtico Elixir de juventud que, desde los 80, pasa de generación en generación como una Bien pagá posmoderna. Hecho. En acústico. Como lo ha repetido en una maratoniana gira de intimismo en donde sus canciones confirman que en las distancias cortas es cuando una canción se la juega. El ejercicio de Magia y precisión , en la Sala Bo.Karoo de Valencia de Don Juan. El entorno de Antonio Vega no vive con asombro que lleve más de cuarenta conciertos con el formato que se verá hoy por la noche, ni que ya tenga calentitas, ensayadas y secretas, las canciones de su nuevo disco. Ni que, mientras, haya tocado en formación eléctrica y con profusión como Antonio Vega o como Nacha Pop.

Santa María en la memoria

El entorno de Antonio Vega lo vive con la naturalidad de pensar que no podría ser de otra manera. Y también porque no hay inflación de Antonio Vega sino necesidad de tocar. Es más, aviso a «naveguistas», el concierto de hoy es una de las últimas oportunidades de oír a menos de una décima de segundo al madrileño, por cierto, con familia en Santa María del Páramo. Nadie lo sabía, ni ellos mismos, pero aquellos preadolescentes madrileños que en los 70 buscaban ranas por el río y jugaban por el campo eran los futuros Nacha Pop, Antonio Vega y Nacho García Vega.

El 6 de febrero, el autor de E l sitio de mi recreo y demás joyas como Persiguiendo sombras o Alta tensión, como inolvidables de su primera época, debuta en su gira de teatros en el emblemático Victoria Eugenia de San Sebastián, en la que se grabarán uno a uno todos los conciertos para editar un disco en directo y con la incorporación de músicos históricos como Toni Jurado, batería, o Juan José Barragán, guitarrista de Los Limones. Y siempre con Basilio Martí como medio centro que reparte armonía musical y personal. En esas citas estrenará su esperado nuevo repertorio. Mientras, Antonio Vega, en lugar de culminar etapas como guitarrista o vocalista, abre nuevos frentes. Las crónicas dicen que canta mejor que nunca, gracias a su mejorada preparación física.

Y con las seis cuerdas, o más, de sus guitarras, ya sean acústicas, españolas o eléctricas, ha mejorado su técnica y su delicadeza. Como si quisiera demostrar que lo mejor del nuevo Antonio Vega es lo de siempre: el movimiento creativo. Porque el lienzo de este pintor, una de sus grandes aficiones, es el espacio. Y sus herramientas, la mirada, el verso y el sonido.

Con los nuevos habrá potencia, en las baquetas de Jurado, y blues fronterizo en las manos de Barragán. Pero esa es otra historia, que viene, y lo que conviene para hoy en Coyanza es recordar que Chica de ayer fue compuesta con una guitarra española en tiempos de mili y de la valenciana playa de la Malvarrosa.

El músico cooperante

Apostar por Antonio Vega es jugar al valor seguro del talento. Rescatar el sentido del oído musical. Y del compromiso con uno mismo y con el resto. Porque en su intensa actividad actual reserva detalles como su participación en acciones como Un sueño compartido , un cedé de Un mar al Sur, dirigido a recaudar fondos para el proyecto de cooperación Escuelas de Nicaragua y destinado a apoyar la educación en el país centroamericano. Ahí, Vega se deja la voz y la guitarra en casi todas las canciones. Y ahí, por el sur de España, se rescata el exceso de entusiasmo del título de una crónica de sus conciertos: «Qué bien estás, capullo».

Lugar: Sala Bo.Karoo. Calle Maravillas, 4.

Hora: 23.30.

Entradas: 15 y 18 euros.