Diario de León

Hoy comienzan las exposiciones de Marina Núñez, Kirstine Roepstorff y Elmgreen & Dragset

El Musac juega con el equilibrio entre la subjetividad y la realidad que ésta crea

El museo leonés inaugura esta tardesu duodécima temporada expositiva

Marina Núñez y Agustín Pérez Rubio muestran a Alberto Gutiérrez, viceconsejero de Cultura, una de la

Marina Núñez y Agustín Pérez Rubio muestran a Alberto Gutiérrez, viceconsejero de Cultura, una de la

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Algunos de los guiones a través de los cuales forjamos nuestras vidas -”incluso cuando no lo sabemos-” están presentes en la nueva temporada expositiva del Musac que hoy se inaugura. Marina Núñez, Kirstine Roepstorff y Elmgreen & Dragset han convertido el museo en un recorrido a través de los elementos con los que construimos nuestra breve estancia en el mundo. En esta muestra paseamos por los recuerdos y cómo éstos -˜nos-™ y -˜se-™ modifican, evocando realidades que a veces no coinciden con quiénes creemos ser, a través de la conciencia de un futuro que nos atrae y atemoriza al mismo tiempo y que será el que acabe con esa subjetividad, o alrededor de la dialéctica en medio de la cual vivimos...

El nuevo director, Agustín Pérez Rubio, definía ayer la exhibición de Kirstine Roepstorff como una constelación de pequeños acontecimientos, un conjunto de metáforas de la vida que ella cose a través de la fragilidad de sus collages.

La exposición se titula El sonido interior que ahoga el exterior y este nombre no es un mero trámite interpretativo. Los puzzles intelectuales generados por esta artista danesa consiguen despertar ideas y sensaciones cuya existencia olvidamos demasiado a menudo por la rutina de las cosas.

Además de los collages que ha ido creando durante los últimos diez años, esta muestra, la primera de Roestorff en España, presenta la pieza Teatro silencioso , una reflexión a dos que destripa de manera magistral el tour de force incensante entre la razón y la pasión, entre el pensamiento y la intuición, entre los significantes con los que tratamos de ordenar el mundo y las ideas que sabemos perviven sin nosotros fuera de la cueva.

Sombras chinescas

¿Y qué decir de la exposición de Elmgreen & Dragset? Tratando de recordar lo que una vez quisimos olvidar es un juego en el que los artistas nórdicos muestran de qué manera lo que somos es un producto de la memoria, de la huella que la realidad imprime en nuestra arquitectura interior y de cómo las edades del recuerdo van moldeando este rastro.

Michael Elmgreen e Ingar Dragset toman la evocación surgida de sus propios recuerdos -”frustraciones, miedos, anhelos, amor...-” para levantar esculturas que desvelan la fugacidad con la que se construye una vida. De esta manera, la exhibición relata cómo en realidad nada de lo que creemos o somos se sostiene más allá de la ilusión que nos procuramos con las sombras chinescas del recuerdo.

Los suyos también están presentes. Marriage , la pieza que abre la exposición y que está representada por dos lavabos entrelazados, es una de las más íntimas. Refleja el recuerdo de una de sus rupturas sentimentales, y el guión según el cual el agua que fluye en uno de ellos siempre termina en el otro es una representación de la dificultad de una relación marcada por la labor profesional. Al final, una acción performática titulada La tierra te hará tropezar simboliza cómo la pareja artística se encuentra y se aleja por encima del mundo, en un lugar utópico.

Futuro apocalíptico

Fin es la última exposición de Marina Núñez, una exhibición apocalíptica en la que la artista palentina juega con la idea de un Frankenstein futurista. Desasosegante y desoladora, la exhibición nos obliga a abandonar toda esperanza y a discurrir a través de un paseo poblado por cyborgs y cráneos fosilizados con los que, a pesar de todo, nos identificamos. Marina Núñez ejerce de Virgilio para conducirnos a través de este infierno barroco en el que acude a modelos clásicos, como el hombre de Vitrubio de Miguel Ángel, para acabar así con la idea clásica de la identidad. Y es que si el cuerpo se modifica, la conciencia que lo sostiene también tiene que cambiar. El interrogante es ¿hacia dónde? El bucle se cierra con una gran lienzo con reminiscencias casi medievales. En él, Marina Núñez plasma un lugar en el que la presencia humana ha desaparecido. Los únicos testigos de lo que alguna vez fue son los restos de la existencia perdida. Es decir, ya no existe ninguna subjetividad a través de la cual generar la realidad.

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