Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | JOSÉ JAVIER ESPARZA

Marta

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JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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LA OTRA noche apareció por La noria la cantante Marta Sánchez. La noria, en la noche del sábado de Telecinco, es un programa que aspira a ser tomado por serio sin renunciar a enormes dosis de sal gorda (una vez escribí aquí mismo que era algo así como la versión televisiva de la revista Interviú y tanto en el programa como en la revista se enfadaron muchísimo; aún no sé por qué). Marta Sánchez acudía como invitada a la parte seria del programa, esto es, unos minutos de televisión que uno puede confesar públicamente que ve sin sentir vergüenza ajena. (Seamos justos: nadie puede negar que tales minutos existen en La noria . El problema es que nunca sabes cuáles van a ser ni cuándo van a acabar). Esta mujer, Marta, lleva tantos años cantando, y ha construido una carrera profesional tan seria, que inevitablemente inspira respeto. Ese respeto se traslucía en las preguntas de los periodistas de La noria , que se movieron entre márgenes bastante correctos. Hasta que el afamado telepersonaje Jimmy Giménez Arnau, quizá porque se aburría, o quizá porque ese era su papel, rompió el tono cortés y empezó a preguntar a la cantante por sus intimidades de alcoba.

Entonces llegó la pausa para la publicidad. Si de verdad las cadenas quisieran un día atraer la atención con algo sustancioso, con uno de esos contenidos de los que luego todo el mundo habla, no tendrían más que levantar la veda sobre sus propias tripas y mostrar qué pasa en los platós durante las pausas publicitarias: qué dicen los invitados, qué comentan entre sí los contertulios, qué le cuentan al presentador desde el control El resultado sería mucho más interesante que todo ese ruido vacuo con el que nos flagelan. Por ejemplo, Telecinco rompería audiencias si nos descubriera qué dijo Marta Sánchez en la pausa publicitaria; qué argumentos empleó para conseguir que el grosero de Jimmy comenzara a conducirse como una persona medianamente presentable, como uno de esos tipos a los que cederías el paso con la seguridad de que no te va a apuñalar por la espalda, siendo así que el comportamiento habitual de este señor es más bien el contrario. Podemos suponer que Marta, en esos segundos prodigiosos, se dirigiría a Jordi González y hablaría con palabras como estas: «Si ese tío sigue por ahí, yo me marcho y te quedas sin programa». El caso es que Jimmy se calló y Marta se quedó. Por favor, que nos pongan el vídeo: sería lo más visto del año.

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