EL INVENTO DEL MALIGNO | JAVIER MARTÍN DOMÍNGUEZ
Llámalo jueves
ÚLTIMA HORA: el generalísimo Francisco Franco todavía sigue muerto. Nacido el mismo año en que moría el dictador, el Saturday Night Live (SNL) incluía la corrosiva línea en su sección de noticias, que abría el presentador diciendo «Buenas noches, yo soy Chevy Chase... y tú no». Un botón de muestra para entender el tono del clásico estadounidense del humor televisivo trasplantado ahora a España, con idéntico formato pero muy lejos en la calidad de los guiones.
Gracias al productor Lorne Michaels y un puñado de comediantes de la escuela de Chicago, la cadena NBC encontró en el sábado noche un nicho para el humor urbano inteligente, con líneas argumentales dedicadas a los universitarios y a los padres jóvenes que se quedan en casa la noche del sábado. A tenor del primer capítulo español, se entiende su traslado al jueves porque aquí busca públicos más amplios ordeñando la vaca del share al límite con contenidos fundamentalmente eróticos, que rozaron y hasta sobrepasaron lo admisible sobre todo en el trato a las mujeres. La versión española apuntó maneras en la técnica del directo y en la selección del grupo estable de actores, un poco tapados por los ya reconocidos. Triunfaron y triunfarán el Neng y el Belushi hispano camuflado de forofo atlético.
John Belushi dio al SNL original sus momentos más delirantes, en compañía de Dan Aykroyd, su pareja en The Blues Brothers.
Arrollador por personalidad y por su abandono a las drogas, Belushi llevaba los sketches al límite como hacía con su propia vida, que acabó en éxito cinematográfico y en sobredosis mortal. Fue el más grande entre los grandes de la comedia hasta el punto de que su biografía, Enganchado , llevó la firma del listo de los reporteros del Watergate, Bob Woodward. Los Belushi, Akroyd, Chevy Chase, más Steve Martín, Gilda Ratner, Bill Murray y más tarde Eddie Murphy y otros, terminaron llenado los títulos de crédito de las mejores comedias humorísticas del cine norteamericano. Este Jueves Nite que quiere ser sábado está aún lejos de la marca. Que espabilen sus guionistas y salgan de debajo de las faldas para hacer humor con los temas sociales candentes, incluidos los políticos, de la vida española.