| Reportaje | La Academia les dio la espalda |
Los olvidados en los Oscar
Las películas «El caballero oscuro», «Gomorra» y «Gran Torino» y los actores Clint Eastwood y Jonathan Demme han sido «ninguneados» este año por Holly
madrid
En cada edición de los Oscar hay películas, actores o directores que son «olvidados» por Hollywood a la hora de elegir a los candidatos y en 2009 no podía ser de otra manera. Clint Eastwood, Jonathan Demme, El caballero oscuro o Gomorra son los principales agraviados de este año. Quizás el mayor olvido es el no haber nominado a Clint Eastwood por su enternecedora interpretación de un amargado, racista y políticamente incorrecto veterano de la guerra de Corea, Walt Kowalski, en Gran Torino, otro de los filmes ninguneados de este año.
Hollywood debería haber reconocido la labor de Eastwood como actor pero también como director de Gran Torino y de El intercambio, dos nuevas muestras del talento de este mito del western reconvertido en sensible realizador e intérprete. Eastwood está fuera de las quinielas, al igual que muchas películas, intérpretes o cineastas que han sufrido el hecho de que hay tabúes o costumbres que la Academia de Holywood no parece preparada para saltar. En ese caso se podría situar El caballero oscuro, la última y fantástica historia de Batman, que ha recibido 8 nominaciones, pero sólo una de entidad y que además -”aunque merecida-” huele a homenaje: la de Heath Ledger como mejor secundario.
Los académicos del cine no se han atrevido a la película entre las candidatas a mejor director (Christopher Nolan) o película aunque se lo merezca, pero el género de acción es poco dado al reconocimiento, a pesar de honrosas excepciones como El fugitivo ( 1993) o En busca del arca perdida ( 1981). Lo mismo se puede decir de Wall-E, que se ha tenido que conformar con seis nominaciones en categorías típicas de los dibujos animados y no le han dejado dar el salto a las categorías principales, algo que sólo La bella y la bestia consiguió en 1991. No son películas tradicionalmente «oscarizables», el mismo obstáculo que han sufrido filmes más o menos independientes como La boda de Rachel, de Jonathan Demme; Happy, un cuento sobre la felicidad, de Mike Leigh; o Frozen River, de Courtney Hunt. Algunas de estas películas han conseguido nominaciones de peso pero escasas: Anne Hathaway a mejor actriz en la cinta de Demme o Melissa Leo en Frozen River, filme también candidato al mejor guión, al igual que Happy, un cuento sobre la felicidad, mientras que Hunger, con múltiples premios durante el año, ha sido totalmente ignorada. Todas ellas deberían estar más representadas en la carrera por los Oscar, especialmente La boda de Rachel, con la que Jonathan Demme ha dado una lección de cine sin artificios. Al igual que El luchador, de Darren Aronofsky, del que la Academia ha destacado a sus actores -”Mickey Rourke en la categoría principal y Marisa Tomei en la de secundarios-”, pero no a un filme que logró el León de Oro en la última Mostra de Venecia. Otra área en la que los Óscar se han mostrado esquivos en esta edición es la comedia. Quemar después de leer, de Joel y Ethan Coen podría haber optado con justicia al Oscar al mejor guión y actor secundario (Brad Pitt), o Escondidos en Brujas, más de lo mismo, con un Colin Farrell autoparódico y una historia original.