Diario de León

| Reportaje | ¿Cantamos o rezamos? |

De cintura para abajo, yo no puedo comprender...

El grupo Aguzo saludó ayer el año nuevo natural por medio de las tradicionales «marzas» o «rondas», con las que recorrieron el viejo León ofreciendo cantares pícaros y la música popula

María Jesús Armesto, de Caja España, pronunciando el pregón

María Jesús Armesto, de Caja España, pronunciando el pregón

Publicado por
E. Gancedo
León

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«De cintura para abajo/ yo no puedo comprender/ como quieres que comprenda,/ lo que mis ojos no ven». Marzas pícaras, satíricas, saludadoras, pedigüeñas... de todo hubo en las rondas o marzas leonesas celebradas ayer en el casco antiguo, como ya es tradición casi ineludible, por el colectivo de cultura popular Aguzo.

Y así, tras el preceptivo pregón, que en esta ocasión corrió a cargo de María Jesús Armesto, directora de Cultura de Caja España en León, y que se desarrolló en los arcos de la antigua Casa Consistorial de San Marcelo, los miembros del grupo, junto a gran cantidad de curiosos y amantes de nuestra cultura tradicional, emprendieron el itinerario que les llevaría, desde la plaza de San Marcelo, por La Rúa, Don Gutierre y la plaza Mayor, hasta la plaza de la Catedral. En cada uno de estos hitos los participantes entonaron ingeniosos cantos ( marzas ) e invitaron a los paseantes a bailar con ellos los titos, jotas, bailes chanos y agarraos propios de la tierrina. Al son de la zuzaina y de la gaita de fole, de las panderetas y de los panderos, anduvieron gran parte del viejo León para, al final del recorrido, repartir entre todos pan, queso, vino y hasta caramelos ronchitos . Sorprendió y agradó el hecho de que muchas personas que se unieran a las rondas y lo bien que lucían los integrantes de Aguzo sus manteos, pañuelos, mantones, echarpes, chalecos, sombreros y monteras, sobre todo los más mozos de entre ellos.

Como bien explicó el grupo, las marzas -”lo indica su nombre-”, son cantos propios del mes de marzo, y concretamente se celebraban el último día de febrero o el primero de marzo. La palabra proviene del latín kalendae martiae y su tradición se remonta a muchos siglos atrás, siendo muy posiblemente incluso anterior a la llegada de los romanos. «Consistía en una comitiva formada por chicos jóvenes del lugar, provistos de palos, cestas o sacos, que recorrían al anochecer una por una las casas de los vecinos pidiendo aguinaldos a cambio de los cantos que entonaban, y que variaban según la época del año (había marzas de Nochebuena, de Año Nuevo, Reyes, Pascua)». «Era costumbre -”continúan-” dirigirse a los dueños de la casa antes de empezar con la frase: -˜¿Cantamos o rezamos?-™, por si en la casa se estaba de luto. A la hora de la despedida, si los dueños habían sido dadivosos, se les daba el buen dao . Para los más huraños o tacaños, existían las marzas rutonas o de ruimbraga , como ésta: -˜Estas puertas son de alambre/ aquí vive el rey del hambre/ que nos niega el aguinaldo/ y de señor hace alarde-™».

Otra de las marzas más características comenzaba así: «Marzo florecido/ seas bienvenido./ Florecido marzo/ seas bienllegado./ A esta casa honrada/ señores llegamos/ si nos dan licencia/ las marzas cantamos./ ¿Si la cantaremos/ o las rezaremos?,/ mas con su licencia/ cantarlas queremos./ Escuchen y atiendan/ nobles caballeros/ y oirán las marzas/ completas, de nuevo/ que a cantarlas vienen/ los lindos marceros/ en primera edad/ y en sus años tiernos/ como las cantaron/ sus padres y abuelos/ y hacemos lo mismo/ para no ser menos».

Y cómo no, las marzas pícaras, que son las que más triunfan en todas las ocasiones: «Eso que tapas/ con el delantal./ Dos columnas fuertes/ el Palacio Real./ Esos tus dos muslos/ son de oro macizo./ Donde se sostiene/ todo el artificio./ Esas tus rodillas/ son bolas de plata./ Donde se sostiene/ toda la artimaña».

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