Soraya

RADIOTELEVISIÓN Española -"o sea, «España»"- ya tiene representante para el próximo Festival de Eurovisión. Se llama Soraya y no, no es «la niña de Rajoy», sino Soraya Arnelas, una moza que se ha construido una imagen a mitad de camino entre Bárbara Rey y Brigitte Nielsen, dicho sea sin ánimo de ofender a ninguna de las tres.

A la «gran final» del concurso organizado por TVE, verificada este fin de semana, llegaron tres candidatos. Uno era un grupo mixto llamado Santa Fe que se presentaba con el tema Samba House . El título del invento era enigmático, porque, una vez escuchado, el resultado no se aproximaba tanto a la samba como a una suerte de «fusión» o, más precisamente, batiburrillo de rumba, quejío, chundachunda «latino» y música «disco», cantado todo ello a trozos en inglés y a trozos en algo que parecía castellano. Una obra maestra, vamos. Eso de cantar a medias en inglés y en español, risible ejercicio de cosmopolitismo, lo vimos también en las otras dos canciones. La máxima rival de Soraya era otra hermosa joven, Melody, famosa por los quebrantos de su cuadro de baile. Lo de Melody, aparte de contradecir el nombre de la muchacha, era una mezcla de lolailo y fanfarria mejicana -"de esa que ponen en las películas americanas cuando sale Antonio Banderas-" con coreografía gimnástica de voluptuosos zánganos en torno a la abeja reina. Tal escenificación de la hembra carnívora rodeada por precarios varones, afirmación de feminidad agresiva, era también la base de la actuación de Soraya. El tema de Soraya, bastante bien interpretado en la final, y que es el que «nos» representará en Eurovisión, suena como una elaborada mezcla de cuscús y chistorra.

Así lo define la propia web de Soraya: «Es un trepidante tema ideal para el festival de Eurovisión, con sonidos turcos-árabes mezclando el violín con la percusión, un tema muy bailable, sin duda alguna una grandísima apuesta. El tema contiene todos los ingredientes para ser una de las canciones favoritas y muy posible ganadora del próximo festival de Eurovisión, el ritmo, una gran intérprete, la música, la mezcla de idiomas-¦». Es curioso, porque lo mismo podría decirse de los otros dos temas. Está claro que la inspiración, este año, ha soplado en un sólo sentido.

Yo le deseo a esta chica la mejor de las suertes en su aventura, pero hay algo que me desagrada un poco, y es lo siguiente: esta canción lo mismo la podían haber presentado Turquía o cualquier república musulmana ex rusa. A los temas «lolailo» les hemos reprochado siempre, y con razón, acogerse a un primario exotismo castizo; abundando en el reproche, esta moda arábiga comete el error de acogerse a un exotismo ajeno. País-¦