Diario de León

El CSIC avala las conclusiones de este hallazgo, único en la Península y el más moderno de Europa

Una investigación desvela que León tuvo tropas de Dacia en el siglo III

Así se desprende del estudio de la coraza encontrada en Santa Marina en 1998

La «manica» o protector de brazo se conserva en el Museo de León

La «manica» o protector de brazo se conserva en el Museo de León

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El Consejo Superior de Investigaciones Científicas acaba de publicar los resultados de la investigación que Joaquín Aurrecoechea, Carmelo Fernández, Victorino García Marcos y Ángel Morillo han realizado acerca de la manica descubierta en el almacén de la Legio VII. Este protector de brazo se descubrió en el año 1998 en Santa Marina, junto a la cara interna de la muralla bajoimperial de León. Durante estas excavaciones se descubrió un edificio perteneciente al campamento de la Legio VII Gemina, identificado como un almacén con patio central, levantado a finales del siglo I d. C.

La excavación del interior del almacén deparó el hallazgo de un importante lote de piezas pertenecientes a armaduras militares altoimperiales aparecidas en la parte central de una de las estancias de esta construcción. Entre ellos destacan esta manica y otros fragmentos de lorica segmentata.

El descubrimiento de este protector militar -”un hallazgo único en la península ibérica y el más moderno entre los conocidos en Europa-” acalla las voces que niegan la existencia en el campamento militar de tropas llegadas del imperio oriental. En este sentido, hay que recordar los enfrentamientos de las tropas romanas con los guerreros dacios (actual Rumanía) durante el siglo II. Según explica Aurrecoechea, estos soldados blandían un tipo de espada curva capaz de atravesar los escudos legionarios, lo que motivó la necesidad de una mayor protección entre las tropas romanas. Este hecho mueve a los científicos a pensar que el ejército romano había comenzado a usar la manica durante las guerras dacias. El hallazgo en León constata de manera clara la presencia en el campamento de León de soldados que se trasladaron al campamento de la Legio VII Gemina desde la frontera septentrional de Europa.

Inestabilidad en el siglo III

Según ha venido manifestando Joaquín Aurrecoechea, este descubrimiento demuestra que hubo un momento de inestabilidad a finales del siglo III que se saldó con la llegada de mandos nuevos al campamento. Este descubrimiento se debe al hallazgo de restos de armadura que se tiraron extramuros después de desmantelar el taller. «Es imposible que hubiera ocurrido si hubiera seguido la misma jerarquía militar por cuanto que los romanos lo reciclaban todo y no se dejaba nada para el enemigo», manifiesta el historiador. El historiador añade que, si bien durante la segunda centuria no hubo en el fuerte leonés conexiones con el resto de fronteras, los vestigios datados del siglo III y hallados en esta excavación muestran fuertes paralelismos con los fuertes de los límites británicos, del Rin y el Danubio

Los arqueólogos subrayan además que parece más que probable que la manica fue fabricada en el propio campamento. Así, hacen referencia a la existencia de varios talleres legionarios en León dedicados a la fabricación de enseres metálicos, incluido uno de ellos especializado en la realización de loricae segmentatae, protector afín a la manica, así como su relación con un grupo de materiales desechados en el momento de remodelar el campamento a finales del siglo III.

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