House

FIESTA EN Cuatro: House emite su episodio número cien en la cadena española. Hay razones para el festejo: House es probablemente el mayor acierto de Cuatro no sólo por el éxito de audiencia, sino por la calidad objetiva del producto.

Esta historia, creada por David Shore para la Fox, ha triunfado prácticamente en todos los países donde se ha emitido; no es exagerado decir que se trata de uno de los grandes éxitos de la televisión mundial en los últimos tiempos. House tiene muchas virtudes, y este centenario es un buen momento para recordarlas: unos guiones extraordinariamente inteligentes, unas interpretaciones unánimemente eficaces, un ritmo narrativo perfecto.

La serie ha sabido incorporar la casuística sanitaria con un tono de divulgación científica excepcional, pocas veces logrado hasta ahora y nunca antes en productos dramáticos, con abundancia de reconstrucciones infográficas y simulaciones.

En las series de médicos no era común que el espectador aprendiera algo de Medicina; con House , sí. Pero, además, buena parte de su éxito se debe a que sus argumentos tocan asuntos que a todos nos afectan cotidianamente, y lo hacen con una libertad de espíritu encomiable. Es muy notable su retrato del sistema sanitario norteamericano, que oscila entre la excelencia técnica y la insuficiencia de cobertura social. Es muy interesante su penetración en la psicología de los personajes, todos ellos muy alejados del viejo modelo de médico-dios (o héroe) que era común en las series de este estilo.

Es realmente profunda su visión del profesional contemporáneo, un tipo humano que combina la eficiencia tecnológica con la inmadurez psicológica (por ejemplo, House ante sus padres se comporta como un adolescente, igual que Wilson en materia sentimental). Y cuando el guión ha tenido que tocar puntos sensibles de la cultura contemporánea -”la cuestión religiosa, el asunto del derecho a la vida o la eutanasia-”, el desarrollo ha sido lo suficientemente sensible como para huir de los tópicos «políticamente correctos».

House es un típico producto de nuestro tiempo: un sujeto positivista y materialista, egocéntrico e individualista, pero las cosas que le pasan ponen permanentemente a prueba su carácter y le fuerzan a abrirse a otras dimensiones de la realidad.

Por otro lado, House es el médico absoluto, el tipo que tiene que curar a toda costa y que considera que toda vida que pasa por sus manos es responsabilidad personal suya; este aspecto del personaje ha suscitado interesantes debates entre los propios médicos, por ejemplo en Italia.

House , en fin, es uno de los productos de más calidad que hay en nuestra pantalla. Razones más que sobradas para festejar su episodio número cien.