Diario de León

EL INVENTO DEL MALIGNO | JOSÉ JAVIER ESPARZA

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JOSÉ JAVIER ESPARZA
León

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NERVIOS, incertidumbre, incluso alguna subida de tensión, también trastornos gástricos. El ambientillo en el mundo de la tele está alterado. Las noticias se acumulan. Falta dinero: los minutos de publicidad han aumentado un 25%, pero los ingresos por anuncios han bajado un 18,9%; o sea que se está vendiendo la angula a precio de salmonete.

La Primera ha liderado el mes de marzo con una cuota de pantalla global del 17%. Es la cuota más baja de todos los tiempos; nadie había sido nunca líder con tan poco público. Leo en un digital: «Si hace dos años alguien hubiese dicho que la televisión del 2009 sería liderada con un escueto 17%, le hubiesen tomado por loco». Es verdad: aquí dijimos hace dos años exactamente eso, y añadíamos que el límite del éxito para un programa iba a estar en una cuota de en torno al 15%. Aún recuerdo los comentarios: «Este tío ha envejecido», «Esparza está acabado», «vaya crítico de pandereta», «una televisión así sería insostenible»-¦ Dice mi santa madre que «lo ignorado, ni agradecido ni pagado», así que no escatimemos autobombo. A veces aparecen tendencias que se ven mejor desde abajo que desde arriba. Las grandes cadenas han seguido fieles a estrategias diseñadas hace diez años o más. Ahora se encuentran con una realidad inesperada: por ejemplo, que Telecinco pase en apenas tres meses de barrer literalmente a la competencia a verse barrida con una cuota mensual del 15% y relegada al tercer lugar.

Estas cifras son posibles porque el terreno de juego se ha achicado: se compite en un campo cada vez estrecho, porque los rivales crecen en número y potencia, y ahora la victoria o la derrota dependen de un número cada vez menor de espectadores. Basta que se te descosa una franja horaria para que todo el traje se te venga abajo, que es lo que le ha pasado a Telecinco.

El secreto del éxito ya no está en los programas-bomba, sino en la regularidad a lo largo de toda la parrilla. Uno lee lo que dicen por ahí los capitostes de la cosa televisiva y tiene la impresión de que se han dado cuenta del tsunami cuando ya están calados hasta los huesos. Para secarse, lo último que se les ha ocurrido es romper a fusionarse, por emplear un verbo más casto que el que sugiere Contreras, el jefe de La Sexta. Fue precisamente La Sexta la que abrió el melón. Después, Telecinco. Pero en los mentideros se sabe -”o, al menos, se dice-” que todas están promiscuas y que cualquier combinación es posible. Habrá que ver qué hace Cuatro, por ejemplo. De momento, Prisa ha conseguido que le prorroguen un año su multimillonaria deuda: 1.950 millones de euros. Hable usted con su banco, a ver si le hacen lo mismo con su hipoteca.

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