Diario de León

Es la primera obra que sale del taller creado por la Caja y Obispado que emplea a discapacitados

Botines exhibe la recién restaurada Magdalena de Ciguera, una joya del XV

La Catedral podría recuperar la talla que cedió en 1906 a un pueblo en el que sólo quedan cinco vecinos

La Magdalena de Ciguera, puede verse cuatro semanas en Botines

La Magdalena de Ciguera, puede verse cuatro semanas en Botines

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La Magdalena de Ciguera ha sido un descubrimiento. Esta obra del siglo XV-XVI es la mejor talla que hay en León de la época de transición del Gótico al Renacimiento. Una joya atribuida al artista Alejo de Vahía. De hecho, hay más que un parecido razonable entre esta pieza y la célebre Santa Ana Triple del Museo Catedralicio de Palencia, del mismo autor. La Magdalena de Ciguera acaba de ser restaurada por el Centro de Conservación del Patrimonio, dentro del proyecto puesto en marcha en el 2007 por Caja España y el Obispado, que persigue el doble objetivo de recuperar decenas de piezas sacras que hoy se encuentran en la «uvi» del Museo Catedralicio y, por otra, emplear a personas con discapacidad -"en este momento, hay seis trabajando-".

La singular escultura de La Magdalena, de 1,55 metros de altura, que sostiene en su mano el tarro de las esencias con que la santa pretendía embalsamar el cuerpo de Cristo, podrá verse durante cuatro semanas en el edificio de Botines. No volverá a la iglesia Ciguera más que de forma puntual, por motivos de seguridad. Y es que se trata de una obra demasiado valiosa como para confiarla a un pueblo cercano a Riaño donde apenas residen cinco vecinos todo el año. Previsiblemente, se quedará en el Museo Catedralicio. En 1901, tras la restauración de la iglesia de Ciguera el párroco solicitó al Obispado una talla para el altar mayor. Ese mismo año la Catedral reabría sus puertas al culto, tras una magna restauración que «eliminó» prácticamente toda la decoración barroca y renacentista del templo gótico, después de que los arquitectos aplicaran el principio de «menos es más» y optaran únicamente por las obras medievales. Decenas de vírgenes, santos y otras piezas fueron retiradas de la Catedral y llevadas al Palacio Episcopal; entre ellas, la Magdalena de Alejo de Vahía. En 1906 partió hacia la montaña leonesa. Tallada en nogal, no sufría daños importantes en su estructura, aunque sí en la policromía. «La cara de la Magdalena es impresionante», dijo Máximo Gómez Rascón, responsable del Museo Catedralicio y del citado taller de restauración. También el presidente de Caja España, Santos Llamas, y el obispo, Julián López, destacaron el valor artístico de la escultura. «Quizá es la mejor escultura de esta época de toda la diócesis de León», aseguró Gómez Rascón.

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