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| Entrevista | José María Merino |ESCRITOR Y ACADÉMICO

«En España tenemos la manía de matarnos de vez en cuando»

Seix Barral publica este miércoles la nueva novela del escritor leonés, «La sima», cinco días antes de que el autor lea su discurso de ingreso en la Real Academia Española

El escritor leonés José María Merino leerá el domingo su discurso de entrada en la RAE

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León

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c.c.p/ical | valladolid

El calendario no cesa de deparar buenas noticias a José María Merino (nacido en La Coruña en 1941 y trasladado a León al año siguiente). Poco después de que el Ayuntamiento de León le nombrara hijo adoptivo de la ciudad, este miércoles el escritor lanza al mercado su nueva novela, La sima (Seix-Barral, 19,50 euros), y el domingo leerá su discurso de ingreso en la Real Academia Española de la Lengua, cuatro días antes de recibir el Premio Castilla y León de las Letras.

-”¿Qué puede adelantar de «La sima», su nueva novela, que aparece en las librerías este miércoles?

-”Es una historia que tiene que ver con la memoria histórica, que ahora está tan de moda. La empecé a concebir como una novela que continuaba la serie de espacios naturales inaugurada con El lugar sin culpa , que transcurría en una isla. Ésta iba a tener lugar en una montaña, pero luego cuando comencé a desarrollar el proyecto la novela cambió y ahora ha resultado una cosa distinta. No tiene nada que ver con esa serie, es una novela larga, de un joven que está escribiendo su tesis doctoral, pero que en lugar de escribir esa tesis se dedica a escribir otras cosas en el ordenador, a escribir sus memorias y sus recuerdos.

-”¿Cuándo concibió esta novela?

-”La escribí fundamentalmente el año pasado, durante una estancia en el Dartmouth College de Nueva York, donde estuve dando un curso. Transcurre en la montaña leonesa, en un lugar donde hay una sima a la que, al parecer, después de ser fusilados, fueron arrojados unos cuantos cuerpos durante la Guerra Civil. En ese contexto, el muchacho está escribiendo una tesis sobre la primera guerra carlista, y el libro reflexiona sobre la confrontación española, sobre esta manía que tenemos los españoles de matarnos los unos a los otros de vez en cuando.

-”¿Se ha querido ambientar en algún enclave paisajístico concreto?

-”Sí, vendría a ser tal vez la Montaña Central Leonesa, aunque tampoco he querido hacer algo totalmente preciso. Son espacios que conozco. En los días navideños aquello está nevado y le da una especial desolación al desarrollo de la novela.

-”¿Incluirá también algún toque mágico, como suele ser habitual en sus trabajos?

-”Ésta es menos mágica, porque nace de mi enfado personal por la terrible confrontación que se produjo durante la primera legislatura de Zapatero, cuando se cuestionaba quién había organizado el 11-M. Aquella confrontación me molestó bastante por esa manía que tenemos los españoles de llevarnos tan mal, y ésta es una novela sobre lo mal que nos llevamos los españoles.

-”¿Qué le aporta su inagotable «tourné» con los filandones junto a Luis Mateo Díez y a Juan Pedro Aparicio?

-”Esos viajes son siempre tremendamente placenteros. Acabamos de venir de Marbella, donde tuvimos por primera vez la experiencia de un filandón con casi 200 alumnos de distintos centros y fue un éxito tremendo. Se lo pasaron estupendamente y nos pedían más después de una hora y media. Me excuso por lo que pueda parecer de inmodesto, pero luego por la tarde tuvimos otro con adultos, el filandón normal que hemos hecho en tantos sitios, y fue también un éxito, con lo cual es una experiencia muy gratificante. Incluso en los lugares más insospechados la respuesta siempre es cálida y yo diría que entusiasta, y eso nos sube mucho la moral.

-”¿Cuáles van a ser algunos de sus trabajos o peleas en la Real Academia?

-”Desde la Academia, junto con mis compañeros, lucharé por que las palabras respondan al significado que realmente tienen en cada momento, y siempre que pueda defenderé la riqueza lingüística, que no es una cuestión de pedantería. De niño me sorprendía lo bien que hablaba la gente y la precisión que tenían en el uso del lenguaje, su gusto por denominar a las cosas por su nombre. No hay por qué utilizar la misma palabra para denominar a tres cosas diferentes. Aquel gusto por la variedad estaba en lo rural y en lo popular, pero también estaba en la capital; cuando yo vine a estudiar a Madrid la gente en la calle hablaba muy bien, con mucha precisión y gracia, con ese casticismo que decían. .

-”Es partidario de que se lea, aunque sea cualquier cosa?

-”Sí, soy partidario de la lectura. Puede que haya gente que, leyendo alguna cosa, como le pasó a Don Quijote, enloquezca y se vaya por ahí a matar molinos, pero normalmente la lectura es buena. La lectura de unos textos dignamente escritos pone en marcha nuestras neuronas en el aspecto verbal, y nos pone en contacto con la palabra escrita.