Diario de León

La última etapa de la coral leonesa

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En febrero de 1981 se hizo cargo de la dirección del Orfeón Leonés María José Flecha, musicalmente formada en León, Valladolid y Madrid, donde fue becada por el Ministerio de Asun­tos Exteriores, para asistir a los Cursos de Música en Compostela, re­cibiendo enseñanzas de Alicia de la Rocha, Rosa Sabate y Federico Monpou. «Aquello sí que me impactó, pues yo era jefa de cuerda pero nunca pensé en que pudiera dirigir el Orfeón Leónes. Fue un momento descon­certante. El maestro había muerto y había que seguir adelante. Sanmartino, agobiado por el trabajo de tener que dirigir la Orquesta de Cámara y el Or­feón, no podía asistir a todos los ensayos, por lo que final­mente decidió dejarlo. Fue en­tonces cuando los miembros del coro me propusieron ser su directora y aquí estoy después de 28 años, ¡quién lo diría!», suspira emocionada. «En abril de 1981 grabamos lo que podríamos llamar el primer disco de la época moderna del Orfeón. En él se incluyeron varias obras leonesas y el Himno a León. Ese mismo año, la asociación de radioaficionados U-30, nos concedió el diploma a la agrupación coral leonesa más po­pular y obtuvimos el segundo premio del Concurso de Gra­baciones Sonoras, convocado por el Ministerio de Cultura». Otra de las actividades importante del Orfeón fue la Escuela de Música, en la que año tras año y bajo la dirección de Flecha se impartieron clases de solfeo, canto y piano a unos 70 niños leoneses.

Una labor «gratificante»

«Desde siempre el Orfeón se ha preocupado de rescatar el rico folclore leonés, una labor gratificante en la que se ha trabajado de forma intensa y en muchos casos mal remunerada, recogiendo canciones para armonizarlas y darles forma, y lo hacemos para que pasen al patrimonio común del pueblo, que en definitiva fue quien realmente las creó, ya que de otro modo quedarían en el más profundo de los olvidos, perdiéndose así nuestro impagable tesoro cultural. Estamos orgullosos de que hay muy pocas familias que no hayan tenido algún miembro vinculado con el Orfeón, al tiempo que ha servido de trampolín para que muchas de nuestras voces hayan pasado a integrarse en otras agrupaciones corales. Nos sentimos orgullosos de nuestro pasado, al igual que nos sentimos orgullosos de nuestro presente, y eso se refleja en el entusiasmo que diariamente ponen las más de cincuenta voces que hay en él, aunque nos gustaría llegar a las 70 que hubo en tiempos pasados. Me siento, como el resto de mis compañeros, orgullosa y emocionada de haber entregado parte de mi vida a este Orfeón entrañable».

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