Diario de León

El ministro Ángel Gabilondo presidió el acto en la Academia que convocó a numeroso público

Merino recorre «las trampas de la memoria» en su ingreso en la RAE

El escritor leonés abordó en su discurso de ingreso el papel revelador de la literatura

El escritor leonés José María Merino instantes antes de leer su discurso de ingreso en la RAE; al fo

El escritor leonés José María Merino instantes antes de leer su discurso de ingreso en la RAE; al fo

León

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Una fotografía de un cuadro puede ser «la semilla de una ficción» y «cruzar el umbral de lo real y lo ficticio». Gran parte del discurso de ingreso en la Real Academia Española (RAE) leído ayer en recepción pública por José María Merino, en donde, precisamente ocupará el sillón m, giró en torno a la ficción como arma literaria y a su proceso de construcción de una «forma exclusiva de verdad», tal y como fue desgranando en su intervención ante académicos, representantes institucionales y público en general. En la tarde de ayer, en la sede de la RAE, ante una gran afluencia de asistentes, y con la brillantez de su verbo, el poder de su palabra y la seducción narrativa de su voz, Merino se convirtió en miembro de número de la academia en una mesa presidencial que contó con la presencia de Ángel Gabilondo, ministro de Educación; Víctor García de la Concha, director de la RAE; junto a José Antonio Pascual, José Manuel Blecua y Margarita Salas, como representantes de la institución más alta de las letras españolas.

El apoyo de la cultura

Con Rogelio Blanco, director general del Libro, y Marifé Santiago, directora del Departamento de Educación y Cultura del Gabinete de la Presidencia del Gobierno, como altos cargos leoneses, y con la presencia del alcalde de León, Francisco Fernández, acompañado de Evelia Fernández, concejala de Cultura del Ayuntamiento leonés, entre otros representantes institucionales con León como referencia, José María Merino hizo en su discurso todo un despliegue de su maestría y dominio a la hora de poner la ficción al servicio de la literatura. Y, de alguna forma, desveló los secretos de la intrahistoria de los relatos que después se leen, pero han vivido las luchas entre el autor, la trama y los personajes. Así, Merino narró ese proceso al que el escritor somete a la obra, a los vaivenes argumentales que han de vivir los personajes objeto de la ficción. El nuevo académico leonés habló de un cuadro que es real, obra del pintor leonés y yerno suyo, Félix de la Concha para justificar como a partir de una visión que sugiere no se sabe qué, se envuelve en la invención, al ritmo de los acontecimientos, al tiempo en sí, y el relato, que está por escribir como este del cuadro, poco a poco toma forma.

Merino consiguió un discurso de los de tomar apuntes de primera mano sobre cómo la literatura sirve para desentrañar la «escurridiza» realidad. Como «la buena ficción siempre resulta una revelación de lo que la realidad esconde».

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