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Jugando con las luces, la sombra y el silencio
El pintor leonés Félix de Agüero expone una muestra de sus últimas obras plásticas en la galería Arte Lancia
león
Alguien llamó a Félix de Agüero el pintor del silencio. En sus cuadros. los paisajes aparecían siempre un momento después de que sus habitantes los abandonaran. Paisajes de misterio, de soledad-¦ de silencio. Estos días el artista vuelve a su tierra con el zurrón cargado de premios y encomiendas. Sus pinturas han recorrido el complicado mundo del arte en continuo triunfo, sus paisajes, siempre divididos por la mano invisible del tiempo, regresan a un espacio que ya le es conocido, la galería Arte Lancia. Y sus obras nuevas traen un mensaje distinto. No es que se haya reencontrado con los seres humanos, no es que los personajes tengan una presencia tangible, porque siguen manifestándose en las cosas, en los motivos que han dejado abandonados, en los restos del continuado naufragio de la humanidad.
Félix de Agüero se manifiesta en sus obras tal y como es, tímido, silencioso-¦ trabajando intensamente en la soledad del estudio, retratando unos paisajes que emergen de los recuerdos, pero transformándolos, dándoles una trascendencia que en su naturaleza nunca tuvieron.
Pero en la nueva pintura del artista, en formatos más pequeños, sus fastuosas nubes han dejado algún espacio a la noche. Sus sugerentes playas, sus caminos sin final conocido, se han trocado en paisajes poblados de luces, en los que el elemento humano, aunque ausente, está más cerca. Sus nuevos cuadros apuntan a las fotografías que retratan los desolados escenarios del más profundo oeste americano. El amanecer y el ocaso son los momentos que el artista escoge para representar en sus lienzos. Y, algunas veces, la noche y las madrugadas de resaca con toda la mar detrás.
Y Félix de Agüero, además, pinta nubes, maravillosas nubes que se asoman jubilosas a esas playas en las que alguien ha olvidado una sombrillas de intensos colores, a esos caminos que se retuercen entre los árboles en busca de la nada, nubes de todos los colores que flotan en el espacio encantado de los sueños del artista.
Espacio de la emoción
Dice el pintor que «trata se representar el espacio mínimo de la emoción. Un reducto capaz de resarcirnos de una eternidad contradictoriamente deseada. Los paisajes del tiempo estival se muestran paradisiacos en su limitación temporal y geográfica como meta de todas las pretensiones -”curiosamente-” evasivas. Fríos destellos en una armonía de colores próximos a desvanecerse. Las líneas y cortes marcan ritmos de orientación. La noche cae, pero todo lucha por preservar un equilibrio alumbrador».
Félix de Agüero siempre ha jugado inteligentemente con la luz, pero es estos últimos cuadros, en estas pequeñas obras maestras que se pueden admirar en Arte Lancia, se muestra como consumado maestro del claro oscuro y como sabio experto en el contraluz, además de cómo sugerente narrador plástico de esos momentos mágicos en los que el silencio coquetea con el bien y el mal, con las sombras y la luz, con la vida y la muerte.
Lugar: Calle Gil y Carrasco, 1.
Hora: De lunes a viernes, de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00.