La investigación podría aportar información acerca de la población de la metrópolis lanciense
La Junta aprueba incrementar las catas en la necrópolis de Lancia
Es uno de los pocos yacimientos que puede revelar datos del rito funerario de incineración
león
La Comisión de Patrimonio Histórico aprobó el pasado miércoles incrementar la superficie de la excavación en la necrópolis de Lancia. Estas catas, resultado de las obras de la autovía León-Valladolid, han sacado a la luz un cementerio altoimperial de incineración. La importancia de estos vestigios es sobresaliente por cuanto que es uno de los únicos yacimientos de este tipo que se ha descubierto en España.
Los arqueólogos consultados coinciden en subrayar que de esta investigación se obtendrán datos muy valiosos acerca de las costumbres y características de la población de Lancia. Y es que al tratarse de una necropolis altoimperial, el rito funerario que se seguía era el de la incineración -”no cremación como en la actualidad-”. Es decir, si bien es cierto que se quemaban los cuerpos, éstos no se cremaban, con lo que gran parte de la osamenta puede analizarse. Datos como el sexo y la edad o la dieta de los finados podría averiguarse tras un estudio antropológico de los restos.
Por otro lado, es reseñable el hecho de que podrían descubrirse urnas de vídrio, cristal o plomo, así como piezas pertenecientes al ajuar del difunto, que también arrojarían luz sobre el modo de vida de los habitantes de la metrópolis de Lancia. Monedas, vasijas, cerámicas y elementos ornamentales pueden estar aguardando a que los arqueólogos las encuentren. De hecho, hace un mes, los responsables de la excavación denunciaron ante la Guardia Civil las visitas de «piteros» que acudían a los vestigios para buscar las ofrendas que los muertos se llevaron consigo a la otra vida.
Los hallazgos de algunas de las necrópolis investigadas indican la celebración de banquetes tras la muerte de un ser querido, cuya esperanza de vida podía ser de 45 años si era mujer o de 40, si era hombre. Además, los ajuares revelados ponen de manifiesto la posición económica del difunto, que normalmente tras incinerarse se enterraba con una moneda para Caronte.
Las necrópolis de incineración solían situarse en torno a una vía romana con el fin de que se convirtieran en una suerte de recordatorio para los viandantes. Su emplazamiento ocupaba siempre una orientación hacia el su y hacia el este, con el objetivo de que la ciudad no fuera víctima de malos olores. Esta norma continuó siendo así hasta que, en la Edad Media, comenzó la costumbre de enterrar a los muertos junto a las iglesias.
Hacia la inhumación
El ritual primitivo romano al parecer tomaba como base la inhumación, que fue sustituida después, lentamente, por la de la incineración a partir del siglo IV a.C., acabando por ser este último el ritual predominante, a partir del s. II a.C.. Al final de la República, las costumbres funerarias romanas se expandieron por el imperio, sobre todo en occidente, en el cual se asentó un tipo de ritual funerario basado en el patrón romano.
Los ritos funerarios de incineración entraron en declive y en época bajoimperial fueron sustituidos por la inhumación.
La modificacióntuvo lugar, sobre todo, a partir del s. II d.C., aunque en época de Augusto empezó a ser ya perceptible. A partir de Trajano, la inhumación de cadáveres comienza a imponerse sobre la incineración, lo que propicia el desarrollo del arte del sarcófago, donde la talla del relieve funerario alcanza altas cotas de exquisitez.
Nos encontramos con sarcófagos con rica decoración con relieves de episodios mitológicos cargados de simbolismo, guerreros o escenas de la vida cotidiana.