Pocos días después, un rayo cayó junto a los escombros

Consigna el autor de la obra presentada el lunes un hecho curioso: «Después del último día de tirar los escombros, un rayo cayó sobre las ramas de una palera (sauce) situado a menos de doce metros de donde los habían tirado. En este incidente algunos han visto un signo de desagrado y aviso del santo por dejar caer su casa».

Sea como fuere, el hecho es que tanto Manuel Giganto como muchos vecinos del pueblo deploran lo sucedido, tanto la pérdida total del histórico inmueble como el robo o desaparición de las obras de arte, documentos y mobiliario que se encontraban en su interior. Entre otros objetos, Giganto habla de «puertas y ventanas labradas, vidrieras, arcos, columnas de roble, un arca de madera de nogal, alacenas, tablones esculpidos y con pinturas, enlosados, etc.». Además, incluye un detallado plano de la casa y una descripción completa de la misma.

Sobre los cuadros que se conservaban, y sobre los que el escritor asegura que fueron robados, comenta también que el primero retrata a un Santo Toribio con 11 ó 12 años, que se hallaba en la puerta de la habitación donde había nacido. El otro óleo, pintado en la misma puerta, representaba a un Santo Toribio vestido de oficial militar de la Escolta del Rey.

La casona podría haberse convertido en casa-museo del Santo, pero los problemas económicos y la falta de sensibilidad privaron a Villaquejida de una parte importantísima de su historia.