| Crítica | Arte |
Un Diógenes que inventa ciudades
Sebastián Román Lobato expone sus obras en la galería Ármaga
león
En la mañana de un día cualquiera, como muchas otras veces, Sebastián Román Lobato, llegó al punto limpio de Astorga desde las cercanas tierras de La Valduerna. Su intención era rastrear entre los restos abandonados para localizar ordenadores y otros elementos electrónicos. El encargado le impidió el paso y le remitió a la concejalía de Medio Ambiente de de la ciudad. A su vez la concejala le dijo que visitara a la psicóloga de la entidad-¦ y allá se fue el joven artista. La psicóloga le dijo que no podía permitirle llevarse a casa esos desperdicios, que podría enchufarlos y crear un problema y que, posiblemente, esa manía suya por recoger restos diversos y cachivaches fuese la primera manifestación de un síndrome de Diógenes.
Así se vio privado este original artista de la materia prima necesaria para realizar sus obras porque, a pesar de haber explicado con pelos y señales el empleo que daba a los restos recogidos, la prohibición siguió en píe. «Bueno, ahora -”dice el artista-” me arreglo con los puntos limpios de otros ayuntamientos, que me dejan revolver entre los restos de aparatos».
Sebastián Román ha seguido en sus trece, y sigue construyendo ciudades en miniatura que, después, plasma en sus magníficas fotografías. «Son fotografías sin truco alguno. En el patio de mi casa, en el pueblo, planto un caballete, sobre él voy acumulando los diversos elementos electrónicos hasta conseguir la maqueta de una ciudad. Muchos dicen que me he finado en las grandes urbes americanas, pero en realidad todo forma parte exclusivamente de mis sueños, no tengo modelos».
En sus imágenes hay nubes naturales y enormes lagos en los que se reflejan las siluetas de los rascacielos que el artista inventa. En unos casos hay una espléndida luz solar, en otros los tonos cobrizos del ocaso y, en algunos, las luces mágicas de la noche. El espectador no avisado confundirá las imágenes con retratos de ciudades auténticas.
En la muestra que estos días presenta en la galería de arte Ármaga, Sebastián Román incluye dos maquetas protegidas en unas urnas transparentes. «Sí, he querido que vean de primera mano mi forma de trabajar, que conozcan como son en realidad las ciudades que después en las fotografías parecen inmensas y, de paso, si alguien quiere comprarlas-¦ yo tengo muchas más en casa».
Sebastián Román se ha tomado a broma la prohibición que le ha convertido en buscador peregrino, pero por otro lado-¦ «Puede venirme bien, porque la gente acudirá a ver mis obras para ver si, de verdad, estoy un poco loco -dice entre sonrisas- Fue una situación extraña que he superado felizmente».
Sus obras están emparentadas con las creaciones de los artistas pertenecientes al movimiento póvera, de los años sesenta del pasado siglo, en el que se empleaban materiales pobres, carentes de cualquier valor para realizar las obras.
Sólo queda pedirle al alcalde de la bimilenaria Astorga que revoque la severa prohibición, para que el bueno de Sebastián no tenga que recorrer la provincia en busca de su mágica chatarra, ¡con lo peligrosas que son las carreteras!
Lugar: galería Ármaga. Alfonso V, 6.
Horario: de lunes a viernes, de 12.00 a 14.00 y de 18.00 a 21.00.