«Antonio era más del cielo que de la tierra»

madrid

Sensible, generoso, poeta, humilde, amigo, músico, grande. Estas fueron las palabras más repetidas en la multitudinaria despedida a Antonio Vega, a quien familiares, amigos, fans y músicos, muchos músicos de todos los estilos y generaciones, dieron el último adiós. La sala Manuel de Falla de la Sociedad General de Autores y Editores (Sgae), donde se instaló su capilla ardiente, se quedó pequeña para acoger a todos los que querían rendir homenaje al cantante y compositor madrileño, que el jueves será incinerado en el cementerio de la Almudena.

La cita era a la una de la tarde, pero desde las nueve de la mañana había gente haciendo cola en las inmediaciones de la Sgae, donde se concentró mucha camiseta y gafa negra, incondicionales del cofundador del grupo Nacha Pop que aliviaron la espera con pitillos y cocacolas, y aplaudieron respetuosamente cuando llegó el féretro con los restos mortales del creador de Chica de ayer, Se dejaba llevar y El sitio de mi recreo .

La sala Manuel de Falla se transformó para rendir tributo al que fue mucho más que uno de las más significativos representantes de la movida madrileña. Una foto de Antonio Vega cantando, tres guitarras, un piano, un cajón, un micrófono y muchas coronas firmadas por Andrés Calamaro, los hermanos Campillo, Joaquín Sabina. Los Secretos, Loquillo y el PSOE, entre otras, recibieron a los padres y a los tres hermanos del también guitarrista, a quien muchos de los visitantes dieron las gracias por su música y, tras dejar flores sobre su féretro y en el suelo, prometieron que nunca le dejarían caminar solo.

El goteo de personas era incesante. Ñete, batería de Nacha Pop, fue directo y claro. «España pierde a un pedazo de compositor. Uno se muere de vivir», declaró muy afectado. También lo estaba Josemi Carmona, de Ketama, con quien Vega colaboró en el disco De akí a Ketama . «Antonio también era muy flamenco. Fue un privilegio y un placer compartir con él escenario», recordó.

Más del cielo

Antonio Vega tenía previsto actuar a finales de este mes en Clamores, cuyo propietario le apoyó hasta el final. «Se ha perdido una persona de exquisita sensibilidad. Le conocí al principio de Nacha Pop y ya apuntaban maneras con una rebeldía exquisita», manifestó.

Oculta bajo unas gafas negras y sin poder reprimir las lágrimas, Rosario Flores lloró «porque se ha ido uno de los más grandes artistas. Estará con mi hermano en el cielo y desde allí nos mandarán canciones muy bonitas. Era tan grande y tan importante, y él siempre tan humilde nunca se creyó nada. Mi hermano y él eran muy parecidos, dos Antonios que eran más del cielo que de la tierra, por eso se han ido antes», subrayó. El tiempo se paró en las inmediaciones en la sede de la Sgae, cuyo presidente, José Luis Borau, recibió a la familia minutos antes de que la capilla ardiente se abriera al público, que entró cuando salió la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, que definió a este superviviente de «personaje transformador de la cultura de un país y ha demostrado, junto con otros compositores como Carlos Berlanga, la utilidad de la música para la renovación de la juventud», expuso la titular de Cultura.