Noomi

LAS BODAS entre la literatura y el cine han sido más o menos afortunadas, pero casi siempre felices porque los dos géneros artísticos están hechos, parafraseando a El halcón maltés , del mismo material, el material con el que se hacen los sueños. Los debates sobre la fidelidad en la adaptación del guión son cosa de gusto y de expertos. El oscar del año Slumdog millionaire salió de un libro de historias sueltas que un guionista de altura supo poner en unidad de acción y personajes. Parecía un reto imposible.

Lo mismo se dijo del Gomorra de Saviano, adaptado por Garrone, que triunfó tanto en cine como en libro. Esta temporada la sensación literaria ganadora por goleada de ventas es la trilogía Millenium de Stieg Larsson, que bajando desde Suecia ha ido inundando de libros los países nórdicos, la Europa central y ahora el sur y el mundo entero. Su paso del libro a la pantalla fue un proyecto para televisión del avispado productor Soren Staermose, que ahora llega a la pantalla grande en España, pero que se pasará íntegramente en televisión de pago. Los hombres que no amaban a las mujeres se estrena esta semana, y a tenor de las ventas de libros causará colas en las salas, para ver las aventuras del periodista Mikael Blomkvist, ayudado por la singular investigadora privada, Lisbeth Salander, cuyas insólitas capacidades compiten con su nivel de inadaptación social. Un correlato paralelo al de la actriz que le da vida, Noomi Rapace, por cuyas venas corre la sangre española de su padre.

Conversé con Noomi durante el festival de Cannes, comprobando su tranquilidad y dominio de la situación entre el aluvión de estrellas del celuloide que se reúnen en el festival de festivales.

Noomi es el nuevo nombre en el disputado mercado del celuloide, y la cara en la que reposará la imaginación de los lectores de Larsson. Cine y literatura caminando de la mano, atestiguando que para la buena cultura siempre hay un gran mercado. Incluso un doble mercado.