Diario de León

El artista no sabe nada sobre el que considera su proyecto escultórico más importante

Las moscas de Arroyo tienen al fin permiso para «aterrizar» en León

La Junta autoriza colocar en Puerta Castillo las esculturas que ella misma pagó hace ocho años

Eduardo Arroyo y el entonces concejal cecilio Vallejo mostraron en el 2001 el proyecto de las moscas

Eduardo Arroyo y el entonces concejal cecilio Vallejo mostraron en el 2001 el proyecto de las moscas

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Las moscas de Eduardo Arroyo tienen permiso para posarse en Puerta Castillo. La Comisión Territorial de Patrimonio autorizaba ayer su colocación, al considerar que este conjunto escultórico no afectará a la muralla tardorromana. La Junta sufragó el millón de euros que costaron las piezas del artista madrileño de ascendencia leonesa: un unicornio de bronce de una tonelada de peso, 50 moscas de acero, el dios Eolo y otras figuras de inspiración mitológica. Aunque parezca absurdo, ocho años después, Patrimonio, organismo dependiente de la Junta, permite instalar en el casco antiguo las esculturas que ella misma pagó.

Las piezas llevan años guardadas en unos almacenes próximos al cementerio -"ironías del destino-". Ahora, el Ayuntamiento, ahogado por las deudas, deberá buscar dinero para hacer frente al complicado montaje de estas obras, suponiendo que estén intactas y que no hayan sufrido ningún daño.

Eduardo Arroyo, escéptico tras años de «desprecios» hacia la que considera su obra escultórica más importante, llegó a proponer que la tirasen al Bernesga. El artista se mostró ayer indiferente ante la próxima colocación de sus esculturas en el entorno para el que fueron diseñadas. «Nadie me ha informado nunca de nada», confesaba ayer Arroyo, presumiblemente cansado de desplantes. «No sé cómo, cuándo y de qué manera lo van a hacer», dijo por toda respuesta. Tampoco la concejala de Cultura, Evelia Fernández, quiso dar plazos.

Una historia disparatada

La historia de estas esculturas es, desde el comienzo, disparatada. La idea de encargar una gran obra a Eduardo Arroyo partió del Ayuntamiento de León y, en concreto, del que fuera concejal de Urbanismo Cecilio Vallejo, que se topó con el rechazo de los vecinos de la zona. Fue necesario modificar el proyecto y que las obras no rozaran la muralla para salvar la oposición vecinal.

El concejal Alfonso Ordóñez (PP) el último día de su mandato, en junio del 2007, colocó «a las bravas» el dios Eolo a los pies de la estatua de Don Pelayo. Arroyo aseguraba ayer que ha quedado muy bien.

Evelia Fernández, actual concejala de Cultura, aseguraba ayer que su partido siempre ha defendido este proyecto. No es del todo cierto. En octubre del 2001, en el Pleno municipal en el que se votó colocar las esculturas de Arroyo, el PSOE se abstuvo. Por si fuera poco, los socialistas preferían un escultor sin trayectoria a uno de los más reconocidos del panorama nacional. El entonces portavoz socialista en el Ayuntamiento, Miguel Alejo, afirmó entonces que el proyecto se podría haber hecho mediante un concurso, dando opción a otros escultores leoneses y potenciando a jóvenes valores.

En el 2003 el PSOE decidía desempolvar el proyecto de Arroyo, que ya por entonces parecía condenado al olvido. El caso ha sido tan «rocambolesco» que, como reconocía Evelia Fernández, ha tenido que pedir por dos veces autorización a la Comisión Territorial de Patrimonio y al Ministerio de Cultura, ya que algunos elementos escultóricos irán colocados sobre la fábrica de la iglesia de los Descalzos, del siglo XVII, que forma parte de las dependencias del Archivo Histórico Provincial.

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