Vuelta al mundo
El invento del maligno jAVIER MARTÍN DOMÍNGUEZ
El periodismo internacional hecho a pie de obra tiene en esta generación un maestro indiscutible y querido, que en los felices años 60 metió p luma y papel en el petate y se largó a fisgar por el planeta. Tenía clara la máxima aprendida en la lectura de Keyserling: «El camino más corto para encontrarse uno a sí mismo da la vuelta al mundo». Ha pasado casi medio siglo desde el inicio de aquella aventura vital. Y está claro que nuestro hombre, Manu Leguineche, se encontró así mismo en el oficio de la escritura y el riesgo, y que marcó la senda por donde le hemos seguido los demás.
La tribu de corresponsales y enviados especiales le arropamos en acto de homenaje al cumplirse el XXV aniversario del premio Cirilo Rodríguez, cuya nomina de galardonados él inauguró. Honra pertenecer a este club sin carné, nacido en las noches de Segovia, cuyas credenciales consisten en haber pateado el mundo y haber sabido contarlo para otros.
Tanto Manu como Cirilo han acotado el campo de acción, que tiene como señas de identidad la precisión y un estilo sin afectación para describir el mundo en que vivimos. Vivirlo y contarlo. Las personalidades de ambos maestros han hecho historia, recogida en el documental Los cronistas del planeta . Emitido en el Canal 24 Horas, cuenta las peripecias de los 25 premiados, opiniones sobre el oficio de corresponsal y una semblanza del maestro radiofónico que me traspasó micrófono hace tres décadas en Nueva York.
Manu surcó el planeta y Cirilo nos llevó a la Luna. Les culpo de haberme abierto un camino que parecía el del periodismo y resultó ser el de la vida. Les habrá pasado a otros muchos de los galardonados, que también eran o han terminado siendo amigos de los maestros. Compañeros y sin embargo amigos, como decía el legendario Alfonso Sánchez. Así es la tribu internacional. M ayor pasión por la vida y los compañeros de riesgo que por las exclusivas.