Diario de León
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El invento del maligno JOSE JAVIER ESPARZA

S eguro que a usted le ha pasado alguna vez: te pones a zapear y descubres algunas cadenas curiosísimas, de paternidad ignota, que van desde las que te echan las cartas en directo hasta las que emiten porno primario, pasando por otras que te proponen la salvación entre rumbas, otras que explotan la tarifación telefónica adicional y aun otras que se limitan a reflejar en pantalla un logotipo estático. En España hay un número indeterminado de cadenas de televisión que emiten sin licencia. A lo mejor lee usted esto y piensa: «Bueno, ya lo sé». De acuerdo. Ahora, reflexionemos. Uno: es frecuente leer que Don Fulano o Doña Mengana o Zutanismos S.A. se han partido la cara por obtener una licencia, o denuncian que se les ha denegado, o están bajo sospecha de haber untado a alguien para obtenerla. En esas condiciones de escasez, ¿cómo es posible que alguien se cobre la pieza por su cuenta y riesgo? «Delinquiendo», dirá usted. Exacto. Pero, entonces, veamos: si emitir sin licencia es ilegal, primero: ¿cómo es que se sigue haciendo?; segundo: ¿cómo es que el número de delincuentes es «indeterminado»?; tercero: ¿quién vigila eso? La respuesta es: se sigue emitiendo ilegalmente porque nadie lo vigila y, como nadie lo vigila, el número de quienes burlan la ley no para de crecer. Es obvio: si los grandes almacenes prescinden de los guardias, el número de rateros se hará multitud. Pues aquí, lo mismo. La Asociación Plaza del Castillo de Telespectadores y Radioyentes acaba de publicar un informe sobre el asunto: «Cadenas de televisión que emiten en España sin licencia». Hay que imaginar que, para el mero hecho de meterse en ese mundillo, el investigador habrá tenido que proveerse de mucha paciencia, varias raciones masivas de café, un plano y una vara de zahorí, porque es un universo extraordinariamente complicado . Uno: hay muchas cadenas sin licencia que son ilegales, sobre todo por los contenidos que emiten, pero hay otras que se limitan a ser alegales, porque no hacen más que explotar un vacío legal. Dos: hay cadenas que han recibido sanciones por parte de alguna institución, pero hay otras muchas que, pese a estar denunciadas, siguen campando por sus respetos, porque la reglamentación práctica al respecto es simplemente caótica. Tres: todo esto es posible, muy especialmente, porque los partidos políticos tienen pavor a meter la cuchara, en parte por miedo a quedar como «liberticidas» y en parte por simple pereza. En general, casi todo el mundo está esperando al apagón analógico para que el problema se resuelva por sí solo. Ahora bien, mientras tanto se está vulnerando la ley y se está perjudicando al espectador. Y no pasa nada.

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