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Reportaje | ángela franco

La arqueta de las bienaventuranzas

Reconstrucción de esta caja de marfil de San Isidoro, conservada en el Arqueológico Nacional

Así sería la Arqueta de las Bienaventuranzas, procedente de San Isidoro, y hoy en el Museo Arqueológ

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León

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Se ha perdido la guarnición, así como las plaquetas del reverso, sustituidas por varias placas de marfil de derivación califal, que han venido siendo datadas entre 1043 y 1077 [Á. Galán y Galindo, Marfiles medievales del Islam, Córdoba, 2005, II, pp. 81-85]. El despojo de los aditamentos de oro fue consumado por las tropas francesas en 1808. Acreedora de numerosos estudios [A. Goldschmidt, Die Elfenbeinskulpturen aus der romanischen Zeit XI.-XIII Jahrhundert , (1926) vol. IV. n. 94, p. 29; M. Gómez Moreno, El arte románico español. Esquema para un libro, Madrid, 1934,. p. 24; D. Perrier, Die spanische Kleinkunst des 11. Jahrhunderts. zur Klärung ihrer stilischen Zusammenhänge im Himblik auf die Frage ihrer Beziehungen zur Monumentalskulptur , Aachener Kunstbläter, 52, Aquisgrán, 1984, pp. 29-150, sobre todo p. 102; Franco Mata, El tesoro de San Isidoro y la monarquía leonesa, Boletín del Museo Arqueológico Nacional, IX, Madrid, 1991, pp. 54-56], uno de los más conspicuos se debe a Julie A. Harris [ The Beatitudes Casket in Madrid-™s Museo Arqueológico. Its Iconography in Context , Zeitschrift Kunstgeschichte, 53, 1990, pp. 134-139.], quien afronta sabiamente el aspecto litúrgico, que no había sido objeto de análisis, aspecto sobre el que he vuelto recientemente [Á. Franco, Liturgia hispánica y marfiles. Talleres de León y San Millán de la Cogolla en el siglo XI , Codex Aquilarensis, 22, Aguilar de Campoo, noviembre, 2006, pp. 92-144]. A la liturgia hispánica o mozárabe remiten las Antífonas, Responsos y otros textos de oficios litúrgicos, si bien es el Antifonario de la catedral de León la fuente más directa, manuscrito que constituye una joya para la liturgia hispánica [L. Brou, Le joyau des antiphonaires latines: Le manuscrit 8 des archives de la Cathédrale de Leon , Archivos Leoneses, 1954, p. 10; Brou/Vives, Antifonario visigótico mozárabe de la catedral de León , cit. xii. Para las miniaturas vid. J. Yarza, Luaces, Las miniaturas del Antifonario de León , Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Valladolid, 1976, pp. 182-206]. En el folio 1r se observan varios signos que parece fueron usados en diplomas de Fernando y Sancha, y aparece un García con notas referibles al diácono Pelagio y a Recesvindo, datado en 1062 y 1063. El estudio del Canto de las Bienaventuranzas, de M. Huglo [ Le chant des Beatitudes dans la liturgie hispanique , Hispania Sacra, 17, Madrid, 1964, pp. 135-140] aportó un importante dato: el manuscrito 35.5 de la Biblioteca Capitular de Toledo contiene la relación textual de las bienaventuranzas, en número de siete, no de ocho, como en el Antifonario de la catedral de León y la arqueta de marfil, de la que ha desaparecido la placa con la cuarta bienaventuranza. Según la Biblia Vulgata, en su versión española de la Biblia de Jerusalén, son: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos». «Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra». «Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados». «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados». «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia». «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios». «Bienaventurados los que buscan la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios». «Bienaventurados los perseguidos a causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos» [J. Mª Martín Descalzo, Vida y misterio de Jesús de Nazaret , Salamanca, 1990, pp. 641-660.].

Los destrozos napoleónicos. La placa que falta corresponde a la bienaventuranza Beati qui esuriunt et sitiunt iustitiam: quoniam ipsi saturabantur . La alteración del orden actual se debe indudablemente a la recomposición a la que fue sometida, tras el destrozo de 1808. He aquí el texto y el orden del manuscrito toledano, en el que reseño en negrita el que figura en la arqueta:

1. Beati pauperes spiritu quoniam ipsorum est regnum celorum. 2. Beati mites quoniam ipsi consolabuntur. 3. Beati qui lugent quoniam ipsi consolabuntur. 4. Beati qui esuriunt et sitiunt justitiam quoniam ipsi saturabuntur. 5. Beati misericordes quoniam ipsi misericordiam consequentur. 6. Beati mundo corde quoniam ipsi Deum videbunt. 7. Beati pacifici quoniam filii Dei vocabuntur. A éstas hay que añadir la 8. Beati qui persecutionem patiuntur propter iustitiam quoniam ipsorum est regnum caelorum. Cada placa se compone de dos personajes cobijados bajo arco de medio punto, que apea sobre columnas torsas. Sobre el arco campean construcciones que evocan la Jerusalén celeste, interpretada con variantes. Las placas del frente mayor tienen cubierta piramidal sobre arcos de medio punto, mientras las laterales ostentan construcciones más variadas, una de las cuales simula una fachada de iglesia con sendas torres laterales, la cual se repite con alguna variante. Uno de los personajes es un ángel, portador bien de una filacteria o de un cayado corto, aunque lo más característico es la actitud de admonición al personaje que le escucha. La identificación de éste debe de corresponderse con la alegoría de la correspondiente bienaventuranza, el equivalente al testigo presente en los folios iniciales de los Beatos con los evangelistas. Los personajes llevan un libro cuadrado o rectangular, salvo uno, que carece de él. La placa taladrada para insertar la llave tiene el final del texto del versículo fuera del arco, ya que el lugar reservado se ocupa con un ala del ángel.

A. Goldschmidt incluye en su c atálogo Die Elfenbeinskulpturen aus der romanischen Zeit XI.-XIII Jahrhundert (1926), vol. IV, p. 32, n. 105, lám. XXXVI). una placa de marfil con la Maiestas Domini, en la Colección Larcade, de París, en 1925. Sus medidas (altura: 13, 1 cm.; anchura: 6,6 cm.) están en consonancia con las de las placas de la arqueta. Las coincidencias estilísticas y los detalles decorativos resultan tan palmarios que yo he propuesto su pertenencia a la misma, como indico en la reconstrucción que propongo. El citado investigador observa relaciones con la placa de la Traditio Legis, opinión que siguen otros investigadores, como J. Ferrandis, M. Estella y D. Perrier [J. Ferrandis, José, Marfiles y azabaches , Barcelona, Labor, 1928, p. 175; Estella, La escultura de marfil en España (Románica y gótica), Madrid, 1984, p. 58; Perrier, Die spanische Kleinskunst des 11. Jahrhunderts. Zür Klärung ihrer stilischen zusammenhänge im Hamblik auf die Frage ihrer Beziehungen zur Monumentalskulptur , cit. p. 73, fig. 43]. No es sorprendente dicha opinión, ya que la placa del Museo del Louvre procede del taller isidoriano. Sin embargo, una atenta mirada delata relaciones más estrechas con las placas de la arqueta. Algunos de los capiteles de los arcos presentan idéntica decoración que los elementos evocadores del firmamento sobre el que campea la Maiestas Domini.

El libro que apoya sobre su rodilla izquierda es similar a los que portan algunos de los personajes de las placas. En cuanto a las arquitecturas sobre las que reposan los pies coinciden con las emplazadas sobre los arcos. El rostro alargado y expresión severa es un elemento más que reafirma dichas relaciones, hasta tal punto que es adscribible a uno de los artífices que talló las placas de la arqueta.

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