Diario de León
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El invento del maligno rosa belmonte

Hace unos días veíamos en los informativos imágenes del Parlamento de Corea (del Sur). Los parlamentarios se pegaban esta vez a propósito de una ley que iba a permitir que los periódicos tuvieran su televisión. Es la variante política del slapstick ( ese tipo de comedia que exagera la violencia, la comedia que va de El Gordo y El Flaco a Rasca y Pica).

El jueves también se zurraron en Sálvame. Lo hicieron Pipi Estrada y Jimmy Giménez-Arnau a propósito del ataque del primero a Lequio y la defensa del segundo de su amigo italiano (además, se levantó y se fue). Eso fue lo que lo vimos. Lo que no vimos fue lo que el portal Vertele se apresuró a contar: que en una pausa publicitaria Giménez-Arnau se cayó al suelo por un problema en la rodilla. «Un momento que Pipi Estrada ha aprovechado para abalanzarse sobre él y propinarle varias patadas en la cabeza, que le habrían causado, al menos, una sangrante herida en la oreja». O sea que Pipi ha pasado del pin-pan (aquel magreo con Terelu) al zas, pumba, catapún. Y diez puntos extras por la sangre. Hombre, por Dios, ¿es que no se puede alabar un programa sin que se ponga en evidencia?

De Pipi, la productora ha prescindido durante un tiempo. Lo único positivo del asunto es que demuestra que en el plató se pelean de verdad, sin pamplinas (pese a que Sonia Monroy se enfadara tanto con el espacio y luego haya vuelto, la última vez con su padre recién muerto).

Lo de Pipi y Jimmy viene a poner de manifiesto lo que Sálvame tiene de reality show ( mucho más que de magazine). Los tertulianos mutantes ni siquiera necesitan que los zombies los ataquen, como en Dead Set, esa divertida serie británica que satiriza a un Gran hermano atacado por muertos vivientes y que Canal Plus estrena hoy. Jugar con fuego es una estupenda zarzuela de Barbieri.

Jugar con fuego es lo que se hace peligrosamente en Sálvame, que transita manteniendo un difícil equilibrio entre la astracanada, la tronchante voz en off de Belén Esteban apostillando o preguntando algo cada vez que se van a un vídeo y lo intolerable (aunque es cierto que no habiéndose pegado en pantalla, no sé si lo intolerable es parte del programa).

Me gusta ver las peleas en el Parlamento de Corea. De Sur. En el Norte ni siquiera tienen libertad para pegarse.

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