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León

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El invento del maligno Juan varela

Es una invasión. Entrar en un medio digital es parapetarse contra el ataque de los interstitials (cortinillas publicitarias), desplegables, anuncios audiovisuales y chillones que cuesta silenciar o banners cada vez más grandes o desbrozar contextuales aferrados al contenido. Pero los medios, especialmente los diarios, sufren la peor crisis económica que recuerdan y la presión por los ingresos impone formatos publicitarios cada vez más grandes e invasivos. Es la ley del mercado contra la usabilidad y la comodidad del público.

La publicidad en internet es la única que aguanta la crisis, aunque en España ha pasado de crecer a ritmos del 30% anual para hundirse en un modesto 2,65%, según los últimos datos. Es barata y la audiencia no para de crecer. Pero en sus ventajas está también su debilidad. Los anunciantes cuestionan su eficacia cuando la inversión todavía es baja y se va en su mayor parte a los contextuales de Google.

Los anuncios contextuales y los audiovisuales son los más efectivos y los menos molestos para el usuario. Una buena noticia para los nuevos servicios de vídeo y música, o para los programas gratis en internet a cambio de publicidad. Los medios y los publicitarios proponen anuncios cada vez más llamativos, grandes e invasivos a sus clientes para asegurar su visibilidad. Pero ganan los mejor integrados con el contenido. Muchos internautas desarrollan una ceguera selectiva contra la invasión y ni el tamaño ni la espectacularidad del anuncio aseguran un clic. Crece el cabreo del público y, poco, los ingresos de los medios.

Estas estrategias empujan cada vez a más usuarios a sitios donde la vista descanse. Los medios corren el riesgo de enojar al público y limitar su eficacia publicitaria. El ataque anticrisis puede acabar en fuego amigo contra los propios medio

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