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León

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El invento del maligno boquerini

Telecinco ha inaugurado programa en pleno mes de agosto. ¡Albricias! Dicho así, esto podría ser la noticia televisiva del verano, pero, obviamente, tiene sus matizaciones. El espacio se titula El revientaprecios y es un concurso que va los sábados por la mañana. ¡Qué bien, un programa en el que la cadena premia a sus espectadores!, cabría exclamar, pero pronto aparece el truco. Los premios van desde una casa a una autocaravana, que en el colmo del surrealismo, este sábado se la llevó un hombre que vive en una isla. La mecánica es la clásica subasta a la baja. Cada concursante ofrece una cantidad mínima por el producto, y si esa cantidad no está repetida y es la menor de todas, gana el producto en cuestión.

El programa, presentado por Miquel Serra, en la línea de los clásicos presentadores chillones de Telecinco, tiene música en directo y hasta un coro. ¡Qué lujo! Pero no se crean que están para amenizar el programa. Simplemente, como un karma, repiten hasta el infinito la mecánica del programa y los premios. Además hay unos repelentes trillizos encargados de «vendernos» la calidad del producto que «regalan».

Pero, ¿realmente la cadena premia a sus espectadores? En este caso, no. Más bien es al contrario. Son los espectadores los que premian a la cadena y la ayudan a sanear su cuenta de resultados. El truco está en la manera de participar, por teléfono, a base de llamadas a un 905 o con mensajes sms que cuestan un ojo de la cara. El programa se inscribe en la línea de los cutre-concursos que llenan las parrillas en donde hay que hacer infinitas y eternas llamadas a números telefónicos carísimos. Adivina quién gana esta noche , Si lo aciertas, ganas , Despierta y gana , La llamada millonaria , Ganas de ganar , Lluvia de euros -¦ son concursos cutres, con presentadores de segunda división en espera de ser descubiertos y fichados por programas de mucha mayor entidad del prime time, que proliferan como hongos en otoño. Ahora Revientaprecios se suma a esta interminable lista de concursos impresentables. Aquí no dan dinero sino coches, casas y viajes, todo envuelto en un celofán de música y coros. Pero en realidad son los espectadores los qua dan dinero a la cadena, con la falsa ilusión de llevarse una autocaravana, aunque uno viva en una isla.

Se ha anunciado que pronto se regularán estas llamadas a números 905, que las cadenas han descubierto como sacaperras. Una regulación que se hace ya imprescindible. En Revientaprecios , en horario sabatino matinal, nadie dijo que sólo podían concursar los mayores de edad, que hubiese sido lo lógico. Y aún así, ¿quién comprueba que un menor no le quite el teléfono a sus padres y comience a mandar sms o a llamar al 905 en busca del deslumbrante premio?