Diario de León
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El invento del maligno boquerini

Los programadores no se suelen estrujar mucho los sesos a la hora de confeccionar las parrillas para el fin de semana. La verdad es que no se los estrujan nunca, al menos para pensar e inventar nuevas fórmulas, pero la molicie de los fines de semana clama al cielo. Este pasado sábado, sin ir más lejos, Antena 3 nos deleitó con una sucesión de telefilmes infames, de esos que, como parodian en Sé lo que hicísteis-¦ , compran en el más cutre de los videoclubs a precio de saldo.

Pero ni siquiera eso. Es más que probable que el responsable de tales adquisiciones ni siquiera salga de su lujoso despacho. Esperará a que intermediarios le ofrezcan sus productos, que parecen adquiridos en gasolineras de carretera. (Nota al margen: Las gasolineras de carretera, además de cedés de El Fary y un compendio mix de la canción del verano de hace una década, también ofrecen cine). Bueno, lo de cine es un decir. Ofrecen cutrefilmes llenos de tiros, persecuciones y dramones. Su parecido con el cine es pura coincidencia.

El programador ha debido comprar lotes y lotes, la producción completa de las últimas décadas, de intérpretes desconocidos y de directores chapuzas. Llevan años llenando la programación de sábados y domingos con estos productos de saldo de videoclub. Y cuando se les acaban, los vuelven a poner. ¿Dan más audiencia este tipo de telefilmes? Evidentemente no, pero son muy baratos, y la cadena debe pensar que lo comido por lo servido.

Este sábado la sesión continua empezó con Perseguida , el drama de una joven pareja que no pueden tener hijos y a la que le arrebatan el niño que han decidido adoptar. Sin pausa, en cuanto empezaron los créditos finales, entró 23 días de pánico , el despiste de la policía siguiendo la pista falsa de unos francotiradores que siembran el caos en una población. Ya por la noche, en Cinematrix, El tesoro del Amazonas . Llamar cine a esto parece de chiste. La historia de un cazarrecompensas contratado para rescatar de las selvas amazónicas al hijo de un narcotraficante metido en problemas.

¿Entre tanta película no hubo ninguna que mereciese la pena? se preguntarán los que, de vacaciones y con muy buen criterio, pasaron de la televisión este sábado. Sí hubo una, que además era estreno en televisión, El divorcio , una deliciosa comedia del exquisito director James Ivory, con un interesante reparto con Glenn Close y Naomi Watts al frente. ¿Dónde está el problema? se seguirán preguntando ustedes. Pues el programador dedicado a comprar bazofia, sin saber que esa película que se había colado en el lote no es como las otras, la decidió programar a la una de la madrugada.

Supongo que tras esta parrilla, y con la tranquilidad de conciencia que le da la ignorancia, este programador de cutrefilmes de saldo de gasolineras se fue a dormir tranquilo.

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