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TELEVISIÓN

Valerio 360º

El invento del maligno

Publicado por
JAVIER MARTÍN DOMÍNGUEZ
León

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Más, mucho más que el zoom era y es el legado de Valerio Lazarov. Admiré su primera vida profesional y compartí momentos de la segunda. Las dos muy diferentes, ambas magistrales en el negocio de la televisión. Primero fue Lazarov, el brillante provocador. Un innovador de la realización, con un gran control de la tecnología del momento que iba sin duda más allá del zoom que le dio fama a pie de calle. Jugó con las sobreimpresiones, los virados, las dobles imágenes, las solarizaciones y todos los trucos que permitían los primeros equipos de edición. Tecnología sí, pero guiones de riesgo también. En nuestro último encuentro, hace apenas unos meses, sin presagio alguno de enfermedad, hablamos de Marisol. De aquella joya que fue el 360 grados en torno a… la diva española, a la que vistió de Paco Rabanne y subió a elevadas estructuras para meterla en el futuro. Lo recordaba con ilusión, dejando asomar esa sonrisita suya que escondía bajo ojos de gran mirada. De Lazarov pasó, en su segunda vida televisiva española, a Valerio: el alto ejecutivo de Torre Picasso que supo levantar una nueva cadena triunfadora, capaz de enganchar y no soltar al telespectador. ¿El Telecinco de las mamachichos? Y también el del primer Emilio Aragón y su VIP noche, de Luís Mariñas y su Entre hoy y mañana. Y del fallecido Julián Lago y su máquina, y Carmen Sevilla recuperada para la pantalla… Su ojo popular era implacable por ganador. Y su vista para el negocio larga y segura. Se atrevió a meter en la cadena el concierto que grabamos con los Rolling Stones y la publicidad añadida con la que vestiría un canal en mantillas, montando una producción de lujo entre gentes y medios de varios países. Otro hito. Mantuvo siempre su gana televisiva, y se ganó el respeto de todos a los que tanto nos enseñó, como Lazarov y como Valerio; como realizador y como ejecutivo. Solo encuentro parangón, con las distancias, en la figura de Pilar Miró, que también supo disparar dos veces, y las dos con tino.

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