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Reportaje | l. vega

El recuerdo plasmado en un lienzo

El pintor Félix de la Concha inmortaliza a supervivientes del Holocausto

Retrato de Félix perteneciente a sus cuadros sobre el holocausto.

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León

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Desde que Félix de la Concha finalizara sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Madrid y tras recibir el Premio del Público en la Primera Muestra de Arte Joven del Círculo de Bellas Artes de Madrid, tuvo claro que la pintura será su vocación. El piontor leonés paseó sus lienzos por diferentes ciudades del mundo, hasta trasladarse a Estados Unidos con su mujer, la poeta Ana Merino. Ha expuesto en los museos más importantes de América y Europa como el Temple Galery de Roma o el Columbus Museum of Art.

Además de sus famosos paisajes, otro aspecto importante de su pintura son los retratos. El origen de sus particulares pinturas se encuentra en la exposición Retratos con conversación exhibida en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid. Se trataba de «un proyecto experimental», confiesa el autor; de una instalación donde al acercarse a cada retrato se puede oír todo lo que se habló en las dos horas que duró cada sesión entre el pintor y el modelo.

También realizó otro proyecto de 51 retratos con conversación para el Hood Museum of Art con el tema de conflicto y reconciliación. En esta ocasión además de utilizar una grabadora durante la sesión, incorporó una cámara de video para obtener la imagen de sus retratados. «El video añade otro nivel, engancha al espectador, que así puede ver como va evolucionando el cuadro mientras se produce la conversación», afirma el artista.

Testimonios únicos . Estos proyectos permitieron que Félix de la Concha se diera cuenta de «lo especiales e importantes que resultaban esos testimonios». «Al estar los dos solos en la habitación, se creaba una situación íntima, sin agobios, sin miedo a los silencios», asegura el pintor. Por ello, decidió continuar con sus proyectos de retratos, y se interesó por pintar a los supervivientes del Holocausto judío. «Somos una generación privilegiada, puesto que aún podemos tener un testimonio directo y así poder obtener una perspectiva diferente. Yo he descubierto muchas cosas que desconocía gracias a las personas que he pintado», afirma de la Concha.

Aunque no siempre resulta fácil convencer a los supervivientes para que hablen. «En muchos casos se han negado a que les retrate. Incluso hay personas que creen que si les pinto algún neonazi les reconocería. Tienen hasta un punto paranoico», confiesa el pintor. Pero al final, todos los que se han dejado retratar por Félix acaban sintiendo un gran alivio. «Es un poco psicoanalítico, terapéutico, pero en vez de escucharles y apuntar notas, yo hago un cuadro», confiesa Félix. Y es que en muchas ocasiones los testimonios son brutales. «Ana -"su mujer-" que escucha la sesión desde la habitación de al lado, me pregunta muchas veces como puedo soportar esos testimonios sin romper a llorar. Yo creo que el cuadro me sirve de escudo para aguantar», confiesa Félix.

El pintor leonés ya ha realizado 35 retratos de supervivientes del Holocausto. «Me he volcado con este proyecto, existe cierta premura por la edad considerable de los supervivientes. Estamos perdiendo testimonios únicos», confiesa el artistas. Uno de los testimonios que consiguió salvar este leonés, fue el de León Tenenbaum, un superviviente de Auschwitch, que Félix pinto en Guatemala pocos meses antes de que falleciera de un cáncer terminal.

Esta exposición no tiene perspectivas comerciales. «Su fin último es donarlo a un museo adecuado dedicado al tema del holocausto», afirma el artista.

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