Viñayo defiende que el origen del yacimiento tuvo que ser celta
Con la cristianización, los clérigos bautizaron las ruinas dedicándolas a trece santos
En la misma publicación, el abad emérito de San Isidoro, Antonio Viñayo, llega a la conclusión, tras analizar las tumbas de la iglesia de Marialba y el martirologio leonés, que San Marcelo y sus hijos nada tienen que ver directamente con las trece tumbas del ábside. Así, destacaba que estas tumbas habían de fecharse antes de finales del siglo IV, con lo que concluye que no parece admisible que en su construcción influyera el grupo de los trece mártires, puesto que éste no se forma en León, ni aparece en ningún testimonio antes del siglo XIII. Viñayo asegura que Marialba era utilizado como lugar de enterramiento antes de la construcción del martyrium en el siglo IV. Cree el abad que no es descabellado suponer una fuerte influencia cultural de origen celta en este paraje, toda vez que la proximidad del río y de la calzada y los bosques que lo cubrirían harían muy apta la planicie para la erección de un monumento lítico.
Ritos paganos. Además, el investigador subraya que al llegar la romanización y la cristianización los habitantes de este lugar podrían haberlo utilizado para adorar a sus antiguas divinidades. Cree que entonces, los clérigos y las autoridades siguieron el ejemplo de Constantino y expurgaron y bautizaron las ruinas dedicándolas a trece santos cristianos. Viñayo argumenta que esta hipótesis se fundamenta también en la aparición en las ruinas de Marialba de un baptisterio adosado y en la pervivencia en la iglesia de la titularidad de San Juan bautista. «Sabido es cómo la advocación del Precursor, unida a los baptisterios, se impuso en los lugares de culto a Mercurio y en torno a su fiesta se agruparon gran cantidad de ritos agrarios que aún perviven en el medio rural», manifiesta.