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La descarnada palabra de Hertha Müller gana el Nobel de Literatura

La Academia sueca reconoce la capacidad de la escritora, víctima de la Securitate de Ceacescu y del régimen soviético, para «describir el paisaje de los desposeídos»

La escritora, ayer, al conocer la noticia de que se le había concedido el premio Nobel.

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tomás garcía yebra | madrid
León

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Fallaron, un año más, las rutinarias quinielas. Ni Philip Roth, ni Amos Oz, ni Ismail Kadaré, ni Mario Vargas Llosa. La novelista, poetisa y ensayista alemana de origen rumano Hertha Müller, de 56 años, se ha llevado los 980.000 euros del Premio Nobel de Literatura 2009. La Academia Sueca ha reconocido su capacidad para «describir el paisaje de los desposeídos» dentro de una obra que «concentra poesía y franqueza». Es la duodécima vez que la Academia premia la lengua alemana. Son nueve, en cambio, los escritores alemanes que han sido galardonados con el Nobel. Gunter Grass, en 1999, fue el último en recibirlo. «Me he quedado sin habla», dijo Müller nada más enterarse de la noticia. «Estoy muy sorprendida y todavía no me lo creo; es todo lo que puedo decir».

De prosa «descarnada», pero con «un intenso perfume poético» -”según su editor Michael Krüger-”, la obra de Müller simboliza un «grito de rabia» en favor de las minorías alemanas incrustadas en los países del centro de Europa. Unos colectivos que, tras de Segunda Guerra Mundial, sufrieron la opresión y vejaciones de los regímenes comunistas. De las 19 novelas que ha escrito la flamante Nobel, sólo cuatro han sido traducidas al castellano: En tierras bajas (Siruela, 1990), El hombre es un gran faisán en el mundo (Siruela, 1992), La piel del zorro (Plaza y Janés, 1996) y La bestia del corazón (Mondadori, 1997).

Hertha Müller nació el 17 de agosto de 1953 en Nitzkydorf, cerca de Timisoara (suroeste de Rumanía), una región tradicionalmente germanohablante. Su padre era un agricultor cuyas propiedades fueron expropiadas a raíz de la proclamación en 1947 de la República Popular de Rumanía, régimen dentro de la órbita soviética. Su padre sirvió a las SS alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Su madre, al concluir la contienda, fue deportada a un campo de trabajos forzados en Rusia. La escritora quedaría emocionalmente marcada por todos estos avatares familiares.

1397124194 Filóloga y disidente. Duodécima mujer en ser coronada con el Nobel, Müller estudió filología germánica y filología rumana, en un intento de tender puentes entre ambas culturas. Al terminar sus estudios en la universidad de Timisoara comenzó a trabajar de traductora en una fábrica de maquinaria. Además, formó parte de una asociación de escritores germanohablantes disidentes, el llamado Aktionsgruppe Banat. La dictadura de Ceacescu comenzó a vigilarla. El círculo se fue estrechando. En 1979 la expulsaron de la fábrica por negarse a colaborar con la Securitate, la policía política del régimen comunista. Para ganarse la vida comenzó a dar clases particulares de alemán.

En 1987 se exilió a la República Federal Alemana. Desde aquel año reside en Berlín. Censurada o silenciada en Rumanía, fue descubierta por la crítica germana en 1984, cuando público el libro de relatos En tierras bajas . Esta obra reúne quince historias -”localizadas en su mayoría en un mundo rural inclemente-” protagonizadas por la mirada de una niña. El núcleo familiar, la muerte, los juegos infantiles, el sexo, la iglesia, la escuela, el baile, los animales y el huerto se van plasmando con una engañosa ingenuidad que convierte la realidad en una brutal pesadilla. Con trazos rotundos, en ocasiones violentos, Müller esboza la historia de un pueblo y sus habitantes, su desesperanza, sus conflictos y sus supersticiones. En otra de sus grandes obras, El hombre es un gran faisán en el mundo , la escritora retrata la desintegración de una comunidad germánica asentada en la Rumanía rural, una obra que su editor Küger cataloga de «cruda» y «despiadada».

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