Dos leonesas prestan sus vivencias al documental de Ferreira «Señora de»
María García: «Juré que se me respetaría como madre soltera y mi sueño se ha cumplido»
María García abre las historias de mujeres en «Señora de».
«Señora de», la película documental de Patricia Ferreira que se estrena hoy en la Seminci, cuenta la vida de doce mujeres cuyos sueños fueron rotos por una sociedad, la de la dictadura franquista, que «tuteló a las mujeres durante cuarenta años para que fueran perfectas madres, perfectas esposas y, a ser posible, perfectas ignorantes», señala la directora gallega.
María García, leonesa fundadora de la asociación de madres solteras Isadora Duncan, abre la película con una historia que estremece: la entrada de una joven de 16 años en la residencia madrileña del Patronato de la Mujer de la calle Isla Malaíta a donde iban a parar las madres solteras con el estigma de «pecadoras».
Allí vivió el embarazo y los primeros meses de vida de su hijo. «Fue muy duro. Mi vida no fue fácil, pero tuve el apoyo apoyo familiar», recuerda en vísperas del estreno del documental. No ha sido fácil, casi cuarenta años después, sacar a relucir esa parcela de su memoria personal, pero al menos ella ha tenido su «recompensa»: «Cuando salí de León juré que se me respetaría como madre soltera y mi sueño se ha cumplido». Este año la asociación, transformada en fundación, cumple 25 años.
María García es una de las pocas mujeres del documental que se libran del papel de señora de asignado para ellas en la sociedad franquista.
La película dirigida por Patricia Ferreira es una idea de la productora ejecutiva, Carmen Rábade, que materializan actrices cuyo papel ha sido escrito por sus propias vidas y el tiempo que truncó sus sueños.
Todas ellas son gallegas, donde radica la productora O Raio Verde, excepto María García y Valentina Riesco, ambas de León. Esta última se ganó la vida como comadrona y su testimonio ilustra la crueldad del aborto clandestino en aquellos tiempos.
«Son mujeres muy valientes que ahora o en otro momento de su vida se dieron cuenta de que era hora de acabar con el silencio», señala Ferreira a quien la conmovió especialmente «verlas conscientes de lo que se habían perdido en la vida y, lo que es más frustrante, por culpa de un régimen político».