Las miradas del Tercer Mundo

Cuando una buena exposición de arte tiene la vertiente añadida de la solidaridad con los que menos tienen, la cita se hace ineludible. La fotógrafa asturiana Inmaculada González-Carbajal, presidenta, además, de El Pájaro Azul, una organización destinada a erradicar la pobreza del mundo, presenta estos días en el vestíbulo del Auditorio de León una muestra en la que aparecen los ojos ilusionados o tristes, divertidos o melancólicos, de los niños del Centro Bana Ya Poveda, en el que El Pájaro Azul está llevando a cabo su humanitaria labor.

Inmaculada, antes de hablar de sus magníficas fotografías, prefiere comentar los fines de El Pájaro Azul. «La fundación nace -”explica-” desde la toma de conciencia de que hay algo universal en los seres humanos donde todos nos podemos encontrar. Por eso es más fácil actuar como catalizadores de las esperanzas que ponen en nosotros los destinatarios de nuestros proyectos, y también de las expectativas de quienes quieren comprometerse de manera solidaria con los más desfavorecidos. Preferentemente miramos hacia África porque es la eterna olvidada, desconocida y especialmente maltratada. Queremos darle voz y presencia a través de la organización de actividades diversas que nos permiten informar y sensibilizar acerca de las realidades que conocemos y sobre las que trabajamos».

La exposición contiene casi medio centenar de instantáneas en las que destaca poderosamente la sensibilidad artística de su autora. «Quiero que quede claro que la fotografía no es mi profesión, la utilizo para comunicar y acercar a la gente una realidad que puede resultarle lejana y desconocida, pero que forma parte de este mundo habitado en condiciones muy distintas por los diferentes pueblos».

Inmaculada González-Carbajal demuestra en sus retratos que los seres humanos, más allá de su estado de bienestar, también pueden tener un momento para la esperanza. «Cualquier persona -”dice-” puede experimentar el miedo, el hambre, la desolación o la bondad y la alegría. Por eso, cuando comprendemos el dolor, podemos tender una mano al que sufre y acompañarle en su caminar».

La exposición se titula Miradas «porque me he dado cuenta de que la mirada es un idioma universal que todos conocemos, un medio de comunicación que nos acerca a los demás. Y también la he querido titular así porque fue la única manera de acercarme a ellos y a sus problemas en mi primera visita a los niños africanos, concretamente en la República Democrática del Congo, en Kinshasa».

Miradas es una estupenda muestra fotográfica que contiene, además, un mensaje importante.