«El símbolo perdido», de Dan Brown, ya está en todas las librerías
Dan Brown, autor de El símbolo perdido , que se publicó ayer en español con una tirada de un millón y medio de ejemplares, pasó en 1985 en España un año inolvidable en el que aprendió a bailar sevillanas y a disfrutar de la vida, pero en el que también descubrió una opresión religiosa que nunca había sentido.
«Sentí una opresión religiosa que no había experimentado en mi vida», dijo el autor de El código Da Vinci , un libro al que numerosas organizaciones cristianas han descrito como un ataque a la iglesia católica. El escritor, que publica ahora una novela de intriga que discurre en Washington y gira en torno a los masones, reconoce que su experiencia inicial con la Iglesia católica fue «negativa». «Crecí aquí en el campus de la Academia Phillips Exeter (un prestigioso centro escolar al noreste de Estados Unidos), donde había cristianos, musulmanes y judíos de todo el mundo, y el vivir en un país muy católico era nuevo para mí», dijo.
En la Sevilla de mediados de los ochenta, cuando Brown tenía 21 años, el autor sintió cómo los hijos de la familia con la que residía luchaban por encontrar «un equilibrio» entre el mundo moderno y la «antigua estructura de poder de la iglesia en sus vidas». «Había una fricción entre padres e hijos», recordó. El escritor se encontró con una Sevilla muy distinta cuando visitó España «de incógnito» tras la publicación de El código Da Vinci en 2003. «Sevilla se había modernizado», dijo Brown, quien ha viajado más a España que «a ningún otro país en el mundo».