Diario de León

opinión | el invento del maligno

Curso del 63

Publicado por
josé javier esparza
León

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Está siendo la revelación de este primer tramo de curso: el reality docente de Antena 3, Curso del 63 , con unas cifras de audiencia tan altas que probablemente la cadena no las esperaba. Si Curso del 63 está teniendo tanto éxito es porque toca uno de los grandes problemas de la sociedad española: el naufragio general del sistema de enseñanza. Es un problema que (casi) todo el mundo reconoce, pero, también, del que (casi) todo el mundo prefiere huir, no vaya a ser que le obligue a actuar de manera responsable, con lo incómodo que es eso. En vez de actuar, es más fácil asistir a una especie de parodia vengativa.

Lo que yo tengo constatado, por la gente con la que uno habla por ahí, es que el público de Curso del 63 -"o, al menos, buena parte de él-" no tiene nada que ver con el público habitual de los reality-shows . Dicho en términos más educados: el público de Curso del 63 busca algo distinto a lo que busca el de Gran hermano , por ejemplo. El personal que devora GH suele buscar una identificación más o menos espontánea con uno de los personajes (los concursantes son previamente seleccionados para cumplir esa precisa función) y entra en el juego de conflictos y alianzas entre ellos con el ánimo de quien toma partido por un púgil en un combate de boxeo; como complemento, ese mismo espectador explota con gusto la posibilidad de cotillear anchamente sobre los protagonistas, asunto éste que también forma parte de las previsiones del programa.

Por el contrario, el espectador de Curso del 63 no busca una identificación con los concursantes, ni siquiera concede a éstos el protagonismo en la historia, sino que da más importancia al escenario, a la situación, al relato y, en todo caso, los personajes de los que habla gente no son los estudiantes, sino los profesores: a algunos les evocan a los profesores que ellos mismos tuvieron; a otros, a los profesores que desearían hoy para el vecino del tercero, ese inaguantable niñato. Yo tengo para mí que este concurso les ha salido al revés a sus promotores: ellos pensaban poner en escena una parodia de la enseñanza franquista, tan represiva y autoritaria y escandalosa, con la consiguiente reivindicación del modelo hoy vigente (ese desastre), pero lo que les ha salido es una crítica involuntaria de la juventud de hoy, de la enseñanza de hoy, del vacío de hoy.

Aclaremos una cosa: los colegios de la España de los años 60 no eran así; ni siquiera los internados chic como éste, tan obsesionados por copiar el rígido modelo disciplinario británico. Por el contrario, la mayor parte de la juventud de hoy sí es como la que sale en Curso del 63 . Y ese es el verdadero problema.

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