Raúl Quijano sube a la red pop

En términos tenísticos, Raúl Quijano subió a la red pop para esmachar diez temas de cosecha propia que lo alejan del café latino de otros tiempos. Lo llama Trozos of love (iStore Music Media), y como subir a la red es asumir todos los riesgos, el pequeño de los músicos Quijano (hay otro, Jorge, más joven y pintor) lo hace apostando por el directo inmediato para presentarlo. Así lo hizo este pasado viernes en León, y ayer en Madrid, en la sede de la SGAE. Como música y directo, en estos tiempos que corren no es una redundancia, todo, muy de agradecer. Así lo hicieron, por ejemplo, en la cita matinal a modo de showcase o miniconcierto, el tenista Carlos Moyà, la actriz Carolina Cerezuela o la leonesa experta en música Pilar Tabares. Y más leoneses hubo, pero ya en el escenario junto a Raúl, como Rubén Álvarez, a las bases y programaciones electrónicas, o Pepe Mourelle, backliner de lujo. Raúl Quijano y los suyos tocaron cuatro canciones y fueron cuatro puntos. Es decir, uno a cero camino del set del éxito, aún con el disco recién editado. Es más, uno de los temas viene firmado a medias por Quijano y Anabel Medina, pareja del músico, y que sabe lo suyo de tenis, no en vano es bicampeona de Roland Garros. Raúl Quijano, al que le sobran años de tablas sobre los escenarios, quiere ahora poner en práctica sus gustos musicales. Aquellos que le sitúan en el pop que juega tanto a las guitarras eléctricas como a las envolventes bases electrónicas llenapistas. Y, por eso, lo que sonó ayer en Madrid (Toma claro!!!, París, Trozos of love y Miss you, tocadas seguidas), es buena prueba de su apuesta por el pop actual, sin concesiones, con una declarada admiración a Coldplay, y, de manera instintiva y generacional, al pop español de entreguerras de las décadas 80 y 90, que ahora se revitaliza sin complejos con nuevos medios y experiencias, y sin etiquetas. Y es que, en definitiva, es tan solo pop. El que Raúl Quijano rumiaba en otros tiempos, que compuso en viajes, y que tuvo como detonante al radiofónico Mures, que puso, y propuso, la primera piedra como idea de pasar a limpio todo lo que la pasión musical viajada le sugería al ex Café Quijano. Raúl, tal vez, lo hubiera hecho, pero confiesa que aquellas conversaciones fueron clave.