La plenitud artística de un octogenario de la pintura

Una persona puede encontrarse con el arte en cualquier momento de su vida. Vicente Muñoz Renedo, que tuvo la posibilidad de conocer muy de cerca este mundo gracias a su hermano, Mariano Muñoz Renedo, uno de los grandes de la historia pictórica de León, no se encontró con la pintura hasta después de jubilarse. Pues bien, Vicente, que durante muchos años tuvo una tienda de corsetería en el mismísimo centro de la ciudad, en Ordoño II, cuando dejó el trabajo para pasar a la jubilación, se encontró con mucho tiempo libre y con pocas cosas que hacer. «Ya sabe las personas mayores dormimos poco -”dice-” hay días que a las siete de la mañana ya estoy pintando. Yo, a pesar de ver pintar a mi hermano durante toda la vida, no había pensado nunca dedicarme a esto. Pero le he cogido gusto y esta del Cristal es la tercera exposición que hago. Tengo que decir a quienes vean mis cuadros que no me critiquen con dureza ya que solamente soy un aficionado».

Vicente Muñoz Renedo basa sus creaciones en obras de los grandes genios de la pintura, sobre todo contemporáneos, pero añadiendo siempre algo de su cosecha. «Hago mis propias interpretaciones de obras famosas, me sirven como punto de partida, después hago muchas variaciones. Me gusta emplear grandes masas de color». Muñoz Renedo pinta retratos expresionistas de personajes inventados. Y pinta, también, una de las ceremonias más coloristas del folklore leonés, los desfiles de pendones. «Los pendones me gustan desde niño, siempre que puedo ir a verles desfilar lo hago. Por eso algunos de mis cuadros los he dedicado al colorido impresionante de esas grandes telas ondeando al viento. Creo que es una auténtica delicia pintarlos».

Color a raudales en unas obras que tienen la gracia de la pintura ingenua. Vicente Muñoz Renedo demuestra en la cafetería Cristal, como un hombre octogenario puede tener ilusiones, ganas de vivir y muchas cosas que decir, en este caso a través de su pintura.